Queridos amigos:
El año 2023 ha sido un año de noticias oscuras. La guerra de Ucrania se ha prolongado durante todo el año, y ha sido ocasión para que el mundo se divida todavía más. A este panorama de violencia y destrucción, se ha sumado la guerra en Oriente Medio: un fiero ataque de Hamas y una respuesta tremenda de Israel que amenaza con proseguir hasta el final. Con esto, aumenta la división del planeta, mientras los populismos crecen en varias latitudes, y el medio ambiente ha protestado con firmeza por nuestra insensibilidad: sequías prolongadas, inundaciones, temperaturas extremas.
En el plano social, 2023 fue el año del Chat GPT y la generalización de la inteligencia artificial. Se abrieron nuevas posibilidades tecnológicas, a la vez que crecía el miedo ante las amenazas de un posible desarrollo incontrolado: desinformación, atentados a la privacidad, destrucción de puestos de trabajo, suplantación de identidad. Su creciente empleo en la industria de Hollywood provocó una gravísima huelga de actores y guionistas. Y, en el ojo del huracán, la cúpula de OpenAI -la startup creadora de ChatGPT- despidió a su CEO y en dos días lo rehabilitó por la fuerte discrepancia sobre los riesgos potenciales de esta tecnología. En este marco, Europa se convirtió en la primera región del mundo en regular la inteligencia artificial.
Fueron, en general, noticias que generaron intranquilidad. Por eso resulta muy gratificante anunciar la noticia más luminosa del año: la Noticia de la Navidad, la única verdaderamente importante, la que merece ser celebrada por todos los hombres año tras año. En la tele, en Internet o en los periódicos quizás salga lo más superficial de ella (festejos, cotillones), pero es en las cartas, los mails, las redes sociales y los encuentros familiares –¡gran fracaso de los medios de comunicación!– donde esta Noticia crece y se comunica: entrañable y amorosamente. Porque la comunicación, o es humana y en favor de las personas, o no es nada.
Que paséis unas muy felices Navidades, y que los Reyes Magos nos traigan los mejores regalos, sobre todo a los más necesitados. Que se acabe –por fin– la guerra de Ucrania y haya paz y trabajo para todos; que cesen el hambre, la violencia y la crisis ambiental y energética; que la familia –tan castigada– vuelva a estar unida, alegre y feliz; que se respete la vida también cuando parezca débil o limitada, o cuando aún no haya visto la luz; que todos puedan dar a sus hijos la educación que desean, y que haya salud y amor en todos los hogares. Personalmente, me contentaré con el regalo de veros más a menudo y compartir un rato de felicidad.
Gracias por el 2023. Y que en 2024 seamos un poco mejores. Sobre todo, que no perdamos la sonrisa ningún día.
Un fuerte abrazo navideño,
Alfonso Méndiz