martes, 10 de marzo de 2020

Lancôme: ¿Sabemos ser felices?

La casa de perfumes Lancôme, en su primer trabajo con la agencia creativa Havas, acaba de lanzar un precioso anuncio en torno al concepto de felicidad (siguiendo en esto la consolidada propuesta de Coca-cola). La campaña invita a los espectadores a preguntarse si sabemos ser felices y en qué cosas ponemos la felicidad. El spot se ha lanzado en las redes sociales de la marca antes de dar el salto a la televisión y de completar la campaña con otras piezas gráficas.

La idea creativa parte de un encuesta reciente: una de cada tres mujeres declara no sentirse feliz. A partir de ahí, el spot apela a la capacidad que tenemos para encontrar la felicidad en las pequeñas cosas y hace que el espectador se pregunte: ¿Si viera mi vida desde fuera, me daría cuenta de lo feliz que soy? ¿Sé descubrir la felicidad en lo ordinario: en la familia, en el trabajo, en la amistad…? La conclusión es que cualquiera de nosotros puede poner en marcha el motor de la felicidad, pero primero ha de mirar hacia dentro de sí mismo y preguntarse: ¿realmente soy feliz?

Según el estudio realizado por Lancôme a principios de 2019, el concepto de felicidad en la mujer española se ha transformado. En vez de “salud, dinero y amor”, lo que ahora queremos es “micro-momentos de felicidad”. Y, sobre todo, deseamos compartir la dicha con los demás para, de esa forma, multiplicarla.

Por eso, el anuncio concluye con una bonita afirmación: La vida está hecha de micro-momentos que nos hacen felices si sabemos disfrutarlos. Instantes que transcurren mientras pasamos tiempo con los demás: cuando viajamos, cuando compartimos cosas, cuando hacemos algo por los demás.

Me ha encantado descubrir este anuncio, gracias a la sugerencia de unas alumnas mías de 2º de Comunicación Audiovisual en UIC Barcelona: Laura Castro, Berta Aliaga, David Cañete y Valeria Gálvez. Como trabajo para clase, tenían que comentar una campaña reciente que aportara valores e ideas nuevas, y ellas han escogido este spot de Lancôme, que tiene –además– una música muy sugestiva.

El relato es sencillo (¡de nuevo el storytelling!), y rebosa emoción y ternura. ¡Bravo por esta publicidad con valores!

jueves, 5 de marzo de 2020

"Especiales": La grandeza de los niños diferentes

(JUAN JESÚS DE CÓZAR).- Que la persona, con su especial dignidad, ocupe el centro de una obra artística es siempre una gran noticia. No es que el término dignidad no pueda aplicarse en otros supuestos, pero stricto sensu le corresponde a cada hombre y a cada mujer desde su concepción hasta su extinción natural. Y además, nadie es más digno que nadie. Pues bien, cuando una película como "Especiales", de los franceses Olivier Nakache y Éric Toledano, concentra su mirada en la generosa atención de niños y jóvenes que padecen TEA (Trastorno del Espectro Autista) solo queda aplaudir. Pero si además esa mirada ilumina valores como la ternura, la abnegación, el olvido de uno mismo o la magnanimidad, entonces… hay que volver a aplaudir.

El binomio Nakache-Toledano, que triunfó en media Europa con "Intocable" (2011), relata ahora en "Especiales" la labor que dos entidades no gubernamentales de la Francia actual realizan con unos seres tan delicados y tan indescifrables a veces como son los autistas. Bruno y Malik, judío y musulmán respectivamente, son los líderes de ambas organizaciones. Siempre al borde de la quiebra, a ambos les va la vida en lo que hacen. Además, ayudan en la inserción de jóvenes de pasado difícil reclutándolos como voluntarios. Agotador. Y apasionante.

Los inspectores oficiales vigilarán concienzudamente las andanzas de Bruno y Malik para que cumplan los requisitos legales; pero ellos saben que estos enfermos solo mejoran si los cuidadores saben poner el corazón en su tarea, algo muy difícil de gestionar en los organismos institucionales. Para reforzar esta idea, la cinta late al compás de la banda sonora del dúo germano-suizo Grandbrothers. Una música electrónica rítmica que mezcla piano y percusión, y que impulsa el desarrollo de la historia como un marcapasos al corazón.

La narración contiene momentos dramáticos, pero el tono es siempre amable, optimista y puntualmente divertido. Se intuyen también, aunque no se mencionen expresamente, las motivaciones religiosas que alientan la tenacidad de los dos protagonistas. Vincent Cassel (Bruno) y Reda Kateb (Malik) viven sus papeles, que les exigen un derroche de simpatía, energía y humanidad. Unas cualidades que atesoran los responsables en la vida real de las ONGs recreadas en la pantalla: Stéphane Benhamou y Daoud Tatou.

Hay quienes han comparado “Especiales” con “Campeones”, la cinta de Fesser. Pero, en realidad, los planteamientos son distintos. “Campeones” usa el humor como medio y remedio. “Especiales” es más profunda y, sobre todo, conmueve y remueve.