domingo, 28 de febrero de 2016

"El Coro": para ver y disfrutar en familia

(JUAN JESÚS DE CÓZAR) Estrenada en España en octubre de 2015, “El coro” (2014) es una de esas producciones norteamericanas concebidas expresamente para ver en familia: sencillas, positivas, sin estridencias, con un lenguaje educado… Exceptuando el cine de animación, no abunda este tipo de películas “blancas” tantas veces reclamadas por padres y educadores. La comercialización en DVD y Bluray a mediados de marzo es una buena oportunidad para recuperar un título que, por su limitada publicidad y la ausencia de escenas espectaculares, disfrutó de pocas semanas en cartelera.

Aunque el argumento de “El coro” puede sonar a una temática ya conocida –relación padre/hijo, alumno/profesor, alumno/ compañeros…–, el film cuenta con varias bazas que lo elevan encima de otros de similares planteamientos. Por un lado, la dirección de François Girard, que a pesar de resultar convencional tiene la virtud de narrar muy bien la historia y envolverla en una elegante puesta en escena; por otro, unos actores experimentados, a los que da gusto ver interpretar: Dustin Hoffman, Kathy Bates, Eddie Izzard, Josh Lucas, Debra Winger…; y en tercer lugar, la música: excelente música como terapia y como catalizadora de la evolución de los personajes.

El guión está construido en torno a los dos protagonistas: el maestro Carvelle (Dustin Hoffmann), máximo responsable musical de la prestigiosa American Boychoir School, una elitista escuela de Nueva Jersey; y Stet (Garret Wareing), un niño de 11 años con una gran voz, hijo de madre soltera adicta a la bebida. Un trágico acontecimiento propiciará la aparición del padre y la incorporación de Stet a la mencionada escuela como alumno interno. Pero su procedencia social y el carácter rebelde de Stet no encajan bien en un ambiente donde la música lo es todo y la vanidad –las luchas de egos– son moneda corriente. Estas premisas auguran conflictos, pero también transformaciones positivas en los personajes.

La banda sonora no defrauda y el espectador puede recrearse escuchando composiciones clásicas como el Spem in Alium de Thomas Thallis, o contemporáneas como el Adiemus de Karl Jenkins. Y así, entre pieza y pieza, discurre esta amable y valiosa cinta, que es –a la vez– una historia de aprendizaje y superación personal, de redención y perdón, de aceptación pacífica de las propias limitaciones, de confianza en uno mismo y en los demás.

sábado, 27 de febrero de 2016

Vencer el cáncer... con el juego

Juegaterapia es una organización sin ánimo de lucro que trabaja para llevar un poco de alegría a los niños con tratamiento de quimioterapia. Se trata de vencer el cáncer infantil a través del juego. De ahí el lema de sus campañas, con un claro tono de complicidad infantil: “la quimio jugando, se pasa volando”.

En este simpático spot, que me envía mi amigo Jaume Figa, participan de una forma activa y desinteresada Alberto Chicote, El Hombre de Negro, Pablo Ibáñez y Risto Mejide. Los famosos aparecen instruyendo a los niños sobre cómo ganar la guerra al cáncer infantil: qué actitud hay que adoptar y sobre todo, qué armamento deben utilizar. Al principio, todo parece una instrucción para la actitud bélica, una captación de “niños soldados” que debería suscitar la mayor repulsa por parte de todos. Pero el espectador percibe desde el primer momento que el mensaje es justo el opuesto: la evidente parodia pone de manifiesto una enorme complicidad y cercanía con los niños…

Sí, todos los instructores animan a la guerra, y enardecen a los chicos para que utilicen las mejores armas. Y esas armas son… ¡los juegos!

Desde sus comienzos, Juegaterapia ha avalado la importancia del juego para los niños que reciben tratamientos de quimioterapia, porque jugar ofrece muchísimos beneficios: ayuda a que se distraigan, disminuye la angustia que sufren, reduce la percepción del dolor que sienten, y sobre todo, les pone en relación de amistad con otros niños enfermos de cáncer.

Por eso regala juegos a los menores, construye jardines en las azoteas de los hospitales y lleva a cabo otras iniciativas para mejorar su calidad de vida. Con esta campaña, la fundación espera captar no “niños soldados”, sino socios que quieran involucrarse en su labor, alegrando un poco más la vida de los niños que están en centros oncológicos.

Dentro de su sencillez, y del escaso presupuesto con el que se ha realizado, el spot merece nuestro apoyo y nuestro elogio. Por eso lo he seleccionado esta semana. También a mí me gustaría contribuir a su campaña. Porque los adultos podemos aprender mucho de los niños; y ayudándoles, es cuando más y mejor nos enriquecemos.

sábado, 20 de febrero de 2016

Spot para reflexionar: "1440: Piensa bien qué vas a hacer con tu vida"

Hoy he rescatado del archivo un spot emocional que fue muy comentado: la campaña “1440”, producida por Mercedes Benz para su modelo Clase C Sport Coupé. El anuncio, desarrollado por la agencia española El Laboratorio Springer & Jacobyfue seleccionada entre las 100 mejores campañas españolas de todos los tiempos.

Aunque el look es muy internacional, el spot fue rodado en España. La casa está en Sabadell, los ambientes en Barcelona, y los exteriores corresponden al Puerto de La Molina. Los actores son ingleses,  pero la música es de José Battaglio y el locutor es el mítico Claudio Rodríguez. Como anécdota, cabe destacar que el realizador se empeñó en rodar los planos del coche con nieve real, si bien las tomas de la casa se hicieron con los mismos efectos especiales que se utilizaron en Las Crónicas de Narnia.

El planteamiento inicial puede parecer arriesgado: “¿Qué harías si todos los días te lloviera dinero del Cielo?”. Esa hipótesis, en la sociedad consumista en la que vivimos, resulta enormemente atractiva y egocéntrica: ¡Dinero gratis, todos los días!. ¡¡Podré disfrutar de todo lo que se me antoje!!

En efecto. ¿A quién no le gustaría -aparentemente- disponer cada día de un montón de dinero para gastarlo en lo que quiera? La única condición que se le pone al espectador (como si estuviera en un maravilloso cuento de hadas) es que lo que no use, cada noche desaparecerá... Aquí las tornas empiezan a cambiar. ¿Qué quiero hacer con ese dinero? ¿Quiero gastarlo todo en mí, quiero invertir en mi futuro o en el de mi familia? ¿Cabe un mínimo planteamiento altruista, que haga partícipes a los demás de ese regalo que yo he recibido? Antes de seguir adelante, prefiero que veas ahora el anuncio...



Según se nos dice, la vida funciona del mismo modo que nuestros sueños. Cada mañana, todo lo que hemos soñado durante la noche, desaparece. Cada día comenzamos una jornada nueva, como si todo lo anterior desapareciera y la vida se estrenara de nuevo.... Pero no es así; sabemos bien que, de cada jornada, permanece lo que hicimos para bien o para mal. Y ese es el sentido que, cada día, vamos ando a nuestra entera existencia.

Pero el anuncio tiene una segunda lectura aún más interesante. Ese aparente cuento de hadas apunta a una dimensión muy profunda de nuestra vida: la dimensión temporal. Cada mañana, al despertar, nos encontramos delante de nuestra puerta un regalo inmenso. No es dinero, sino algo mucho más valioso: 1440 minutos. Un regalo que podemos malgastar, disfrutar o perder, pero que también puede beneficiar -y mucho- a todos los que nos rodean: la mujer, los hijos, los compañeros, los amigos...

"Así es como funciona la vida". Los creativos de Springer & Jacoby han sabido expresar muy bien esa idea. Por eso, tras contemplar este spot surge en el espectador el deseo de vivir con auténtico sentido cada minuto de nuestro día. Esa es la ecuación que sustenta el anuncio: tiempo = vida. Con el tiempo que se nos regala -con nuestras decisiones- construimos nuestra vida.

Quizás el Director General de una gran compañía brille mucho, consiga fama y dinero; pero todo eso ¿permanece cuando muere, sirve a los demás, los hace mejores?... Quizás una madre brille poco, porque ha decidido gastar su vida en el cuidado de su familia; pero esta tarea, aparentemente escondida, ¿no será acaso más importante para ella y para el futuro de sus hijos?

Es sólo una comparación apresurada, que necesitaría de muchísimos matices para aceptar su propuesta. Pero sirve para reflexionar... Cada mañana se nos regalan 1440 minutos. ¿Permanece algo de eso en nuestra vida?. Como escuchamos en el anuncio: "Piensa bien que vas a hacer con tu vida".

lunes, 15 de febrero de 2016

"La verdad duele": David frente a Goliat

(JUAN JESÚS DE CÓZAR) “Concussión” (conmoción/ conmoción cerebral) es el título original y más adecuado para la última película protagonizada por Will Smith. Estrenada en España el pasado viernes y denominada “La verdad duele”, se trata de una interesante cinta que plantea una cuestión poco conocida: las graves secuelas físicas y psíquicas que sufren algunos jugadores de fútbol americano.

La NFL (National Football League) ha estado siempre muy atenta a estos aspectos médicos, y todos los equipos cuentan con especialistas para estudiar y mitigar esos “daños colaterales” del deporte rey en USA. Porque el fútbol americano es también un gran negocio, que da trabajo a cientos de miles de personas y congrega cada semana, en los campos y ante el televisor, a millones de aficionados. La última Super Bowl, por ejemplo, fue vista por 112 millones de televidentes.

La verdad duele” cuenta la historia real del Dr. Bennet Omalu (Will Smith), un inteligente y honesto neuropatólogo forense nigeriano que quiso vivir su sueño americano. Por diversas circunstancias, el Dr. Omalu se trasladó a los Estados Unidos, y en 1994 recaló en Seattle. En el año 2002, momento en que se sitúa la cinta, lo vemos ya trabajando en Pittsburgh, a las órdenes de su jefe y protector, el Dr. Dr. Cyril Wecht (Albert Books). Con su apoyo y el del Dr. Julian Bailes (Alec Baldwin) investigará las posibles causas de los suicidios de varios grandes exjugadores todavía jóvenes, y descubre lo que denominó la CTE (Encefalopatía Traumática Crónica). O sea, que los fallecidos padecían –previamente al suicidio– una conmoción cerebral derivada de los miles de golpes recibidos en la cabeza a lo largo de su vida deportiva.

Después de que el Dr. Omalu publique sus conclusiones, los rectores de la NFL se quedan conmocionados y buscan la manera de silenciar el descubrimiento de ese… extranjero. Ya tenemos así planteada la cruzada del hombre individual contra el todopoderoso sistema, un esquema que recuerda a algunas producciones de Frank Capra. Un hombre solo, pero con dos firmes soportes: su sólida fe católica, patente en muchos momentos del film, y su mujer, Prema Mutiso, papel que encarna la británica Gugu Mbatha-Raw.

Con un argumento atractivo, un actor carismático (Will Smith estuvo nominado a los Globos de Oro por esta interpretación), unos secundarios solventes (entre los que hay que destacar a David Morse), y una inspirada banda sonora de James Newton Howard (que incluye la bonita canción “So Long” de Leon Bridges), esta notable “La verdad duele” no llega a la excelencia por diversos motivos: una dirección algo convencional de Peter Landesman, algunos tópicos del guión (escrito por el propio director) y un montaje necesitado de tijeras que hubieran evitado varias arritmias en el desarrollo de la acción. Quizá por estas razones ha sido ignorada por los académicos de Hollywood en la ceremonia de los Oscars.

Pero estos defectos no impiden recomendar una película que tiene calidad, cuenta una buena historia –muy americana, es cierto– y resulta muy respetuosa con el espectador. Parece que “La verdad duele” ha creado cierta inquietud entre los máximos responsables de la NFL, algo que posiblemente se traducirá en mejoras para proteger la salud de los jugadores, porque como señala con sorna el personaje interpretado por Alec Baldwin: “mi padre me decía que en los Estados Unidos lo primero es Dios –y vemos al actor extender dos dedos de una mano– y lo segundo –y aquí sólo extiende un dedo‑ el fútbol americano”. Junto al trailer, dejo también la canción de Leon Bridges.



La canción “So Long”, de Leon Bridges:

sábado, 13 de febrero de 2016

Coca-Cola entrañable: Amor de hermanos

Quien tenga o haya tenido un hermano mayor –como es mi caso–, se va a sentir interpelado por este anuncio. Su historia suena muy cercana. Porque es bastante probable que, de pequeños, hubiera discusiones por las cuestiones más nimias: por éste o aquel juguete, por un sitio u otro en el salón, por estar junto a la ventanilla del coche o por estar en medio… Disputas, altercados, riñas… incluso alguna pelea. Pero, infaliblemente, aquellos instantes acalorados se esfumaban pronto, sin dejar rastro en una relación, que, no obstante, crecía y se hacía cada día más firme y profunda. ¡Qué cercanos estábamos siempre, y qué orgullosos, el uno del otro!

Al menos, eso es lo que yo recuerdo de mi hermano Alfredo. Ahora que la vida nos ha separado y que vivimos lejos (a más de mil kilómetros, desde hace muchos años), no dejamos de recordar los “viejos tiempos” cada vez que nos llamamos o escribimos. Contactamos con frecuencia, a través del mail, del wasap o de lo que sea. Siempre en el santo y el cumpleaños, pero también en muchos otros momentos: “¿Qué tal el verano?” “¡Magnífico!, tengo que contarte con más calma… Por cierto ¿cómo va tu libro?” “¡Ahí estamos, dándole que te pego!... Y la cátedra ¿qué tal?...”.

Nos encanta saber el uno del otro. Y, a pesar de la distancia, retomamos el contacto como si la última conversación hubiera sido ayer. Más aún, con la confianza que teníamos de niños, cuando vivíamos no a mil kilómetros sino a un metro escaso: cuando compartíamos casa, habitación, colegio… Y juegos, aficiones… ¡Todo!

Me ha encantado descubrir este anuncio, gracias a la sugerencia de unas alumnas mías de 1º de Comunicación Audiovisual en UIC BarcelonaAnna Armengol, Berta Carbó, Neus Francàs, Elisabeth Lorda y Maria Prat. Como trabajo para clase, tenían que comentar una campaña reciente que aportara valores e ideas nuevas, y ellas han escogido este spot de Coca-cola Chile, de gran éxito: 2.250.000 descargas en apenas diez días. Tiene, además, una música excelente: una versión del tema “Hey, Brother”, de Avicii, cuyo primer verso anuncia ya el deseo de compartirlo todo en la vida: “Oye, hermano, tenemos un interminable camino por descubrir…”.

El relato es sencillo (¡de nuevo el story telling!), pero rebosa gracia y encanto. Ojalá os traiga tan buenos recuerdos como los que ha despertado en mí.

domingo, 7 de febrero de 2016

¡Mi hermano gana el Goya al mejor corto de ficción!

Desde anoche, en este blog estamos de fiesta. Mi hermano Arturo, profesor de Comunicación en UIC Barcelona y director de Bastian Films y Caduco Films, ha ganado el Goya 2016 al Mejor Cortometraje de Ficción por la cinta “El Corredor”, que ha sido dirigida por José Luis Montesinos y producida por él mismo. Aquí le podéis ver en el momento en que ambos recogieron el Goya.

El premio fue anoche un notición para toda la familia. Yo seguía la ceremonia por Twitter, porque en mi casa estábamos viendo una película. Y de repente... ¡un wasap anunciando que Arturo es el ganador! Los hermanos andamos bastante dispersos (en Roma, Bombay, Tarragona, Barcelona), pero pudimos celebrarlo juntos gracias a las nuevas tecnologías: la distancia física fue salvada por mails, wasaps, llamadas de wasap, SMS…

Arturo es un genio. Ha sabido seleccionar bien los proyectos que quiere producir, como señala en la entrevista que le hicieron pocos días antes de los Goya; y ha sabido organizar los proyectos, por difíciles que fueran, para que pudieran llegar a buen puerto e iluminar un poco las vidas de los espectadores. Su cine es un cine que aporta valores y ayuda a pensar.

Hace cinco años, produjo otro cortometraje para José Luis Montesinos, titulado “La historia de siempre”, con el que ganaron más de 130 premios en todo el mundo: en festivales prestigiosos como los de Lucania (Italia), México D.F., Montecatini (Italia), Seattle (U.S.A.), Honk Kong (China), Cartagena de Indias (Colombia) o San Diego (U.S.A).

Al año siguiente su película “El barco pirata”, del que hablé en su momento, ganó en 2012 el Goya al Mejor Cortometraje de Ficción. ¡Fue una gran alegría que compartimos pocos días después toda la familia! (La foto de al lado nos la hicimos una semana después, y en ella se me puede ver más feliz aún que el propio Arturo). Con el de ayer, suma ya dos Goyas. ¡Hasta dónde podrá llegar...!

Porque la historia de “El corredor” es aún incipiente. Hace poco más de un año que inició su carrera en los festivales. Y lo hizo de modo brillantísimo: fue galardonado en la SEMINCI de Valladolid como Mejor Cortometraje Europeo, lo que le permitió representar a la Seminci en los premios EFA (European Film Award), los más prestigiosos del cine europeo. Después ganó en los Gaudí, como también conté en esta página, y ha seguido cosechando premios: ha estado presente en las secciones oficiales de muchos festivales (Flickerfest, en Australia; Clermond Ferrand, en Francia; Palm Spring, en California) hasta ganar el Goya de ayer.

La película es un breve relato lleno de encanto y de valores. Como señala su director, “El corredor es nuestra pequeña fábula del mundo laboral en un tiempo convulso como el nuestro”. La historia aborda el encuentro, el primer día que sale a correr, de un antiguo empresario con uno de los trescientos trabajadores que despidió cinco años atrás, cuando cerró su negocio. Saludos educados, intercambio de situaciones actuales y una propuesta, que implica correr…

A través de un ágil montaje, marcando la atención en los dos protagonistas, el planteamiento inicial conduce a un tenso nudo que concluye en un reto tan personal como simbólico. Ser capaz de enfrentar las nuevas situaciones y de apostar por uno mismo hasta las últimas consecuencias.

No en vano el corto contiene una dedicatoria final: A todos aquellos que creen y luchan desde el principio hasta llegar a la meta.

Para que podáis unirnos a la fiesta de este blog, os dejo tres vídeos: el momento en que “El corredor” gana el goya 2016 (1 min.), el tráiler de la película (el corto aún no está disponible en Internet: está haciendo el circuito de los festivales) y su anterior trabajo con Montesinos: “La historia de siempre”. Los tres vídeos os emocionarán. ¡Que los disfrutéis!





sábado, 6 de febrero de 2016

Las 25 mejores películas románticas

A nadie se le escapa que dentro de pocos días, el 14 de febrero, es San Valentín. En todos los medios de comunicación hay artículos y propuestas para esta fecha. En ese fantástico blog que es "La mirada de Ulises" se publicó hace tiempo un artículo muy apropiado para este día: “El amor también es interesante en las historias”.

Ciertamente, no hay que esperar al Patrón de los enamorados para tener un detalle con la mujer o el marido, con la novia o el novio. El amor es algo que hay que regar todos los días, como la rosa de El Principito. Nosotros necesitamos ser también ese pequeño Príncipe que riega con ternura, cada día, su flor delicada; con cuidados pequeños pero constantes: una sonrisa, un beso, un abrazo, un piropo... Un pequeño detalle de servicio que manifiesta a quién llevamos en la cabeza y en el corazón.

Y evitar la rutina, y decir “te quiero” con la ilusión de la primera vez. Volver a ser novios, aunque se cuenten por decenios los años de matrimonio.

Todo eso es cierto. Pero también lo es que las fechas tienen su significado. Por eso he querido sumarme a esta celebración con una lista de 25 películas románticas que han superado la barrera del tiempo. Esta semana es una ocasión espléndida para sorprender a nuestra pareja con un filme que vimos hace años o que vemos ahora por primera vez. El cine siempre ha sido “una fábrica de sueños”; y en ocasiones, una forma de demostrar el cariño.

Que paséis un gran día de San Valentín
: la víspera es sábado, ocasión propicia para festejarlo con una gran película. Y, si es posible, decidme cuál de ellas es vuestra preferida. Me encantará saberlo:

1. Casablanca (1942), de Michael Curtiz
2. Vacaciones en Roma (1953), de William Wyler
3. Lo que el viento se llevó (1939), de Victor Fleming
4. Tú y yo (1957), de Leo McCarey
5. Ninotchka (1939), de Ernst Lubitch

6. Sonrisas y lágrimas (1965), de Robert Wise
7. Matrimonio de conveniencia (1990), de Peter Weir
8. Cumbres borrascosas (1939), de William Wyler
9. Luces de la ciudad (1931), de Charles Chaplin
10. Cyrano de Bergerac (1990), de Jean-Paul Rappeneau

11. El hombre tranquilo (1952), de John Ford
12. Bodas y prejuicios (2005), de Gurinder Chadha
13. Mejor... imposible (1997), de James L. Brooks
14. Breve encuentro (1945), de David Lean
15. Sabrina (1954), de Billy Wilder

16. West Side Story (1961), de Robert Wise
17. Algo para recordar (1993), de Nora Ephron
18. Mientras dormías (1995), de Jon Turteltaub
19. Ghost (1990), de Jerry Zucker
20. La princesa prometida (1987), de Rob Reiner

21. La Bella y la Bestia (1991), de Gary Trouslade y Kirk Wise
22. Lo que queda del día (1993), de James Ivory
23. Sentido y sensibilidad (1995), de Ang Lee
24. El camino a casa (1999), de Zhang Yimou
25. La vida secreta de las palabras (2005), de Isabel Coixet