viernes, 9 de marzo de 2018

"Mi nombre es Te Ata": feminismo intercultural y amor a la familia

(JUAN JESÚS DE CÓZAR).- El cine es un arte con la maravillosa capacidad de implicarnos en intensas experiencias, de introducirnos en vidas extraordinarias, de rejuvenecer antiguas esperanzas o de hacernos soñar con ese mundo mejor que deseamos construir. Pero en el cine también hay oropel. Apariencia de arte. Bisutería envuelta en estuche de oro. Altos presupuestos que permiten una buena factura técnica por parte de excelentes profesionales…, al servicio de historias marcadas por meros intereses ideológicos o puramente comerciales.

Por eso uno se alegra cuando de vez en cuando se estrenan en España pequeñas joyas, cintas verdaderamente valiosas, cuya modestia presupuestaria retrae a los exhibidores y dificulta su visibilidad en la cartelera nacional. Es el caso de “Mi nombre es Te Ata”, una cinta encantadora que se presenta en los cines españoles el 16 de marzo y que responde sin reservas a la calificación de ‘apta para todos los públicos’.

Dirigida por el canadiense Nathan Frankowski la película narra la auténtica historia de Mary Frances Thompson Fisher (1895-1995), una mujer nacida en Territorio Indio que derribó barreras culturales para convertirse en una de las más grandes artistas americanas nativas de todos los tiempos. El guión ha sido elaborado por dos mujeres: la historiadora Jeannie Barbour y la novelista Esther Tuttrell. La actriz Q'orianka Kilcher, que interpretó a Pocahontas en “El nuevo mundo” (Terrence Malick, 2005), realiza el mejor papel de su carrera. Le acompañan en el reparto Graham Greene (nominado a un Oscar), Gil Birmingham, Mackenzie Astin y Brigid Brannagh, entre otros.

Con el equipaje de las canciones y los relatos de su cultura Chickasaw, la vida de Te Ata fue un largo viaje siguiendo una llamada interior, que culminaría con su reconocimiento internacional como actriz y como defensora de los derechos humanos. “Mi nombre es Te Ata” constituye también un canto a la familia y al diálogo intercultural, propone un atractivo feminismo y desarrolla la preciosa historia de amor que vivieron Te Ata y Clyde Fisher. Y todo ello con un sentido trascendente de la vida, reflejado en la delicada religiosidad de los protagonistas.

De todas las historias que contaba Te Ata, ninguna más inspiradora que la de su propia vida, relatada en este estimulante filme familiar repleto de valores humanos, que conviene no perderse y que corre el peligro de pasar desapercibido si no cuenta con un importante apoyo de los espectadores.

sábado, 3 de marzo de 2018

Vídeo homenaje a los abuelos

En otro post hemos comentado que los abuelos son un tesoro por descubrir. Por desgracia, los mayores –sobre todo cuando enferman o pierden facultades– son tratados en ocasiones como un trasto viejo. Y si se vuelven dependientes de los hijos, no pocas veces éstos se olvidan de que ellos fueron también dependientes de esos mismos padres cuando eran unos bebés.

En esta sociedad materialista, muchos no son capaces de descubrir lo mucho que les deben y el insondable reconocimiento que merecen. Quizás pierdan facultades, pero no pierden nunca su capacidad de amar; al revés, la agigantan. Y tantas veces son la pieza clave que asienta el amor en una familia: cuidan a los nietos, transmiten su amor y su sabiduría, facilitan la convivencia. Por eso resulta muy gratificante descubrir vídeos como éste, que fue aplaudido en los medios de comunicación y recibió más de 15 millones de visitas en tan solo 5 días.

Con los abuelos, somos + familia” es un vídeo de Hirukide, la Federación de Familias Numerosas de Euskadi, que empieza cuando un abuelo enviuda y su hija va a recogerlo. Se detienen delante de una residencia, y todo sugiere una fría despedida. Pero no se paran, sino que llegan hasta la casa de ella, donde alegremente le reciben su marido y sus tres hijos. Entonces aparecen, junto a momentos de complicidad entre abuelo y nietos, algunos inconvenientes, algunas torpezas que el abuelo intenta en vano disimular...

No quiero destripar el precioso final. Tienes que verlo y disfrutarlo por ti mismo. Y ojalá te emociones la mitad de lo que yo me emocioné al verlo.

Como señala el presidente de Hirukide: “Estamos alucinando con la difusión que está teniendo el vídeo. La verdad es que estuvimos un año entero trabajando el guion; pero aún así, no esperábamos esta ola de entusiasmo. En el vídeo queríamos reivindicar a los abuelos por lo que son, por lo muchísimo que aportan a cada familia, más allá de la ayuda material con los nietos. Muchas veces les valoramos porque apechugan en las tareas domésticas, pero es sobre todo su amor lo que dulcifica todo”.

Sin duda, el amor de los abuelos es un tesoro que nunca nos cansamos de descubrir. No solo son una parte imprescindible de nuestras familias, sino que son, sobre todo, el mejor ejemplo de cariño, paciencia y valores.


viernes, 2 de marzo de 2018

"Todo el dinero del mundo" (Reseña): Riqueza y Codicia

(JUAN JESÚS DE CÓZAR) Ridley Scott ha dividido a la crítica con su reciente película, tristemente célebre por contar inicialmente con el actor Kevin Spacey, involucrado en un escándalo sexual. Cuando saltó la noticia, el octogenario director británico decidió prescindir de las escenas ya rodadas por Spacey y volver a filmarlas con Christopher Plummer. Una medida que debió costar su dinero a los productores, y a Scott algunos dolores de cabeza a la hora de recomponer el montaje.

A pesar de esas incidencias, pienso que “Todo el dinero del mundo” es un sólido thriller biográfico, con una esmerada puesta en escena, dos interpretaciones magníficas y una comprensible intención moralizante. Eso sí, un cierto recorte de los 132 minutos de metraje hubiese beneficiado la agilidad de la narración.

El guion de David Scarpa adapta un libro que John Pearson publicó en 1995 sobre el multimillonario John Paul Getty y sus herederos. El desencadenante del argumento es el sonado secuestro ocurrido en Roma en 1973 de uno de los nietos del magnate, Paolo (John Paul Getty III), de 16 años. Unos cuantos flashbacks ponen en antecedentes al espectador y funcionan también como presentación de los verdaderos antagonistas de la historia. Porque, por encima del relato del secuestro y del comportamiento de los secuestradores, la película está planteada como un duelo entre un hombre patológicamente codicioso, John Paul Getty (Christopher Plummer), y Gail (Michelle Williams), su nuera y madre de Paolo: un enfrentamiento entre el amor de una madre que busca desesperadamente la liberación de su hijo y la frialdad de un personaje al que la obsesión por el dinero le ha convertido en un monstruo.

Como en todas las películas de Scott, la música tiene una presencia relevante que no es meramente enfática; y las voces operísticas que introduce el compositor Daniel Pemberton –estamos en la tierra de Verdi– refuerzan la resonancia visual de unas escenas muy bien fotografías por Dariusz Wolski. Christopher Plummer está nominado al Oscar por su excepcional interpretación y Michelle Williams, también soberbia, fue candidata al Globo de Oro. En cambio, Mark Walberg queda algo malparado en su desdibujado papel como ex agente de la CIA y hombre de confianza de Getty.

Hablaba más arriba de un cierto propósito moralizador de la película, que podría actuar como un recordatorio del poder corruptor de la codicia, capaz no solo de enturbiar las relaciones familiares sino también de sepultar nuestra propia humanidad. Ya lo advirtió hace muchos siglos Basilio el Grande: “El dinero es el estiércol del diablo”.