José Luis Esteve me envió esta campaña hace unos días. Me insistió en que la publicase porque –me decía- “hay muchos anuncios que nos recuerdan el día de la madre, pero ¿quién nos habla de la figura del padre?”. Y tiene razón. Así que he decidido hacerle caso.
“Puedes contar conmigo” es un emotivo spot de McDonald’s que nos lleva de la mano por un recorrido agridulce que conocemos bien: las idas y venidas de los hijos en relación a sus padres: hay momentos de ternura y acercamiento, pero llegan también los estallidos de crispación, de rebeldía, de desencuentro.
La historia empieza con el principio: un hombre que sueña con ser padre, y que casi muere de infarto el día en que nace su criatura. Ahí arranca la historia de su familia y su relación con el chico. Al principio todos son alegrías: sus primeros pasos en la playa, sus primeras lecciones sobre la vida, sus primeras risas compartidas… Después sobreviene un progresivo distanciamiento: los primeros enfados, las ausencias en casa, los conflictos por las notas… De repente, los padres asisten al enamoramiento de su hijo. Y, desde la distancia (una aparente distancia, en realidad muy cercana), le ven tambalearse porque ella se va. Y están a su lado, y le animan, y le ayudan a superar la prueba.
Las tornas cambian de nuevo. El chico comprende que ellos han estado siempre a su lado, y que siempre estarán allí. Lo descubre, sobre todo, cuando llega el momento de abandonar el nido y formar un nuevo hogar. Y, más aún, cuando él esté en el mismo lugar que ocupó su padre y empiece a temblar en el hospital porque… va a convertirse en padre.
Sí, entonces caemos en la cuenta de que el lema de la campaña sólo se comprende cuando se enuncia por completo: “Puedes contar conmigo, como yo puedo contar contigo”. Y que la letra de esa preciosa balada de Bruno Mars, “Count on Me”, esconde en verdad una significación mucho más profunda: “Si alguna vez te encuentras perdido en el mar, navegaré por el mundo para encontrarte…”
Es más que un spot. Es un homenaje a la figura del padre –tan olvidado, como nos decía José Luis- y, sobre todo, un rendido agradecimiento a todo lo que nos ha regalado, sin darle apenas importancia: las cosas que nos ha enseñado, los juegos que ha compartido, la vida que nos ha dado.
Gracias, papá. Hoy me acuerdo especialmente de ti.
“Puedes contar conmigo” es un emotivo spot de McDonald’s que nos lleva de la mano por un recorrido agridulce que conocemos bien: las idas y venidas de los hijos en relación a sus padres: hay momentos de ternura y acercamiento, pero llegan también los estallidos de crispación, de rebeldía, de desencuentro.
La historia empieza con el principio: un hombre que sueña con ser padre, y que casi muere de infarto el día en que nace su criatura. Ahí arranca la historia de su familia y su relación con el chico. Al principio todos son alegrías: sus primeros pasos en la playa, sus primeras lecciones sobre la vida, sus primeras risas compartidas… Después sobreviene un progresivo distanciamiento: los primeros enfados, las ausencias en casa, los conflictos por las notas… De repente, los padres asisten al enamoramiento de su hijo. Y, desde la distancia (una aparente distancia, en realidad muy cercana), le ven tambalearse porque ella se va. Y están a su lado, y le animan, y le ayudan a superar la prueba.
Las tornas cambian de nuevo. El chico comprende que ellos han estado siempre a su lado, y que siempre estarán allí. Lo descubre, sobre todo, cuando llega el momento de abandonar el nido y formar un nuevo hogar. Y, más aún, cuando él esté en el mismo lugar que ocupó su padre y empiece a temblar en el hospital porque… va a convertirse en padre.
Sí, entonces caemos en la cuenta de que el lema de la campaña sólo se comprende cuando se enuncia por completo: “Puedes contar conmigo, como yo puedo contar contigo”. Y que la letra de esa preciosa balada de Bruno Mars, “Count on Me”, esconde en verdad una significación mucho más profunda: “Si alguna vez te encuentras perdido en el mar, navegaré por el mundo para encontrarte…”
Es más que un spot. Es un homenaje a la figura del padre –tan olvidado, como nos decía José Luis- y, sobre todo, un rendido agradecimiento a todo lo que nos ha regalado, sin darle apenas importancia: las cosas que nos ha enseñado, los juegos que ha compartido, la vida que nos ha dado.
Gracias, papá. Hoy me acuerdo especialmente de ti.