domingo, 31 de marzo de 2013

Spot con valores: "Hijo, puedes contar conmigo"

José Luis Esteve me envió esta campaña hace unos días. Me insistió en que la publicase porque –me decía- “hay muchos anuncios que nos recuerdan el día de la madre, pero ¿quién nos habla de la figura del padre?”. Y tiene razón. Así que he decidido hacerle caso.

Puedes contar conmigo” es un emotivo spot de McDonald’s que nos lleva de la mano por un recorrido agridulce que conocemos bien: las idas y venidas de los hijos en relación a sus padres: hay momentos de ternura y acercamiento, pero llegan también los estallidos de crispación, de rebeldía, de desencuentro.

La historia empieza con el principio: un hombre que sueña con ser padre, y que casi muere de infarto el día en que nace su criatura. Ahí arranca la historia de su familia y su relación con el chico. Al principio todos son alegrías: sus primeros pasos en la playa, sus primeras lecciones sobre la vida, sus primeras risas compartidas… Después sobreviene un progresivo distanciamiento: los primeros enfados, las ausencias en casa, los conflictos por las notas… De repente, los padres asisten al enamoramiento de su hijo. Y, desde la distancia (una aparente distancia, en realidad muy cercana), le ven tambalearse porque ella se va. Y están a su lado, y le animan, y le ayudan a superar la prueba.

Las tornas cambian de nuevo. El chico comprende que ellos han estado siempre a su lado, y que siempre estarán allí. Lo descubre, sobre todo, cuando llega el momento de abandonar el nido y formar un nuevo hogar. Y, más aún, cuando él esté en el mismo lugar que ocupó su padre y empiece a temblar en el hospital porque… va a convertirse en padre.

Sí, entonces caemos en la cuenta de que el lema de la campaña sólo se comprende cuando se enuncia por completo: “Puedes contar conmigo, como yo puedo contar contigo”. Y que la letra de esa preciosa balada de Bruno Mars, “Count on Me”, esconde en verdad una significación mucho más profunda: “Si alguna vez te encuentras perdido en el mar, navegaré por el mundo para encontrarte…

Es más que un spot. Es un homenaje a la figura del padre –tan olvidado, como nos decía José Luis- y, sobre todo, un rendido agradecimiento a todo lo que nos ha regalado, sin darle apenas importancia: las cosas que nos ha enseñado, los juegos que ha compartido, la vida que nos ha dado.

Gracias, papá. Hoy me acuerdo especialmente de ti.

domingo, 24 de marzo de 2013

La más grande historia de amor

La trascendencia de esta Semana Santa que hoy comenzamos (todo lo que viviremos: procesiones, representaciones de la pasión de Jesús, recuerdos muy vivos de su agonía y de su muerte) me lleva a buscar hoy un "Video de la Semana" muy especial.

Es una historia de amor. Sin duda, la más grande historia de amor que se haya contado nunca. En Youtube lo podéis encontrar con un título parecido: "La mejor historia de amor". Yo también opino que es así. Es, además, una historia de entrega y de sacrificio, de solidaridad y de familia, de redención y de holocausto. Una historia de amor entre un padre y su hijo que trasciende todas las culturas y todas las épocas. Y, por eso mismo, tiene valor para todos los hombres...

No quiero desvelaros más de este emotivo relato. No todos tenéis por qué estar de acuerdo con él, pero confío en que a todos os conmoverá y os hará pensar. Por eso tiene sentido que lo ponga en una fecha como la de hoy...

El ritmo del vídeo es pausado, suave, contemplativo. Deja que las emociones fluyan poco a poco, como en un cuento de hadas. Quizás el primer minuto pueda parecer moroso, pero luego cobra fuerza repentinamente: expresividad, dramatismo, emoción. Las imágenes proceden de un cortometraje titulado "Most", una producción de Eastwind Films, dirigida por Bobby Garabedian.

Espero que los 6 minutos de este video se te pasen en un suspiro...

domingo, 17 de marzo de 2013

Spot con valores: "¡Volvámonos locos!"

Coca-Cola es una empresa que ha apostado fuerte por los valores positivos: en los últimos años no solo ha creado un Instituto de la Felicidad, sino que ha lanzado campañas que destilan optimismo a raudales: “Hay razones para creer en un mundo mejor”, “El cajero de la felicidad” y esa simpática recopilación de escenas captadas por cámaras de seguridad.

Hoy quiero traer a colación la campaña que lanzó en enero de este año y que es una continuación de las anteriores: “Volvámonos locos” (¿Locos de qué? “De hacer cosas buenas por los demás”). Es un anuncio que cree en la bondad de las personas y que proclama a los cuatro vientos un mensaje poderoso: “Más fuerte que la crisis y la recesión es el amor que nos une a los hombres: Date a los demás”.

La campaña fue creada por Ogilvy Latin, y se diseñó para un lanzamiento internacional en los medios tradicionales y en Internet. Se rodó en pequeñas localidades de Londres, Ciudad del Cabo y Buenos Aires, y se prolongó en una serie de mini-documentales sobre personas que han realizado pequeños actos de bondad por todo el planeta.

La canción es de Roger Hodgson: “Give a little bit” (“Dame un poco... de tu amor”). Ante el mundo sombrío que nos acecha, todo en esa canción invita a la a la esperanza: la letra, la música y, sobre todo, la fantástica secuencia de historias. Su arranque es fuerte y directo: “Si hacer algo bueno por un extraño parece una locura, entonces ¡volvamonos locos!”. Y a continuación vemos a personas desconocidas que iluminan las vidas de los demás: chocan la mano de alguien que no pudo detener aquel taxi; pagan el peaje del que va delante, porque no tiene monedas sueltas; ofrecen sus regalos de cumpleaños a los niños enfermos y sin hogar… Y sigue, y sigue: plantan árboles en la ciudad triste y sin espacios verdes, cuelgan columpios en todas las farolas y en los jardines donde ya no juegan niños…

En definitiva, un anuncio sugerente, con un mensaje evangélico, centrado en el amor, y que llama locura al deseo de "hacer cosas buenas por los demás". Una campaña digna de ser imitada y divulgada. Y cuyo cierre, no deja indiferente al espectador: “Y tú, ¿estás suficientemente loco?"

domingo, 10 de marzo de 2013

Spot de la semana: "Amar al otro con sus defectos"

Amar a otra persona supone quererle como es, con sus cualidades y con sus defectos. Y esto, que es decisivo en la amistad, es mucho más importante cuando esa persona es nuestra mujer, nuestro marido: aquel ser increíble y maravilloso con el que deseamos compartir la vida entera.

El noviazgo fue, sin duda, algo inolvidable. Y también los primeros meses del matrimonio. Pero luego, con el paso del tiempo, empiezan a percibirse con claridad las pequeñas deficiencias del cónyuge. En este anuncio que me manda Mauricio Artieda, seguidor del blog, se muestran algunos defectos que podríamos calificar "de pequeña importancia". La mujer que nunca deja el asiento del coche en su sitio, una vez que lo ha utilizado. El marido descuidado que mancha la tapicería del salón cuando come viendo la tele. La esposa que hace siempre una maleta inmensa cuando viaje sólo un par de días. Y el esposo que se lava los dientes en la cocina, mientras hojea distraídamente un libro.

No podemos perder los nervios porque -un día y otro- nuestra pareja cometa el mismo error de siempre, ese que le hemos señalado una y otra vez. Entre otras cosas, porque también tiene sus virtudes: tenemos que procurar recordarlas cuando vemos claramente sus defectos. Y también, por dos cosas más: porque le amamos y porque esa persona nos ama.

En el spot, todo es visto con inmensa comprensión: porque la música dulcifica cada pequeño desastre, cada defecto como algo disculpable y sin importancia. Y, sobre todo, está la mirada del otro. Esa mirada alegre y enamorada -lo más precioso del spot- que es lo que permite comprender y amar al otro con sus defectos, y decir siempre: "Sí, quiero".

domingo, 3 de marzo de 2013

"Regreso a casa": Un spot de la Superbowl que conmovió a América

Hace apenas 3 semanas, en el descanso de la Superbowl, un anuncio de Jeep conmovió profundamente a medio Estados Unidos y fue elegido como uno de los mejores del año.

La narración va "in crescendo". Lo primero que vemos es una pantalla oscura y unas palabras fuertes, como gritos silenciosos: “We Wait. We Hope. We Pray” (“Nosotros esperamos, anhelamos, rezamos… hasta que vuelvas a casa”). Pronto descubrimos que es un homenaje a las tropas que vuelven tras una misión humanitaria, una carta abierta a los hombres y mujeres que han cumplido una tarea costosa en cualquier parte del globo.

La banda sonora llena por completo la escena, y comienza la narración de Oprah Winfrey, la conocida presentadora de TV: “Habrá una silla vacía, una luz encendida, tu cena preferida esperándote…”. Porque, mientras estabas allí, alguien mantenía viva la llama del recuerdo: “En tu hogar, en tu entorno, en nuestros corazones, te hemos echado de menos…”.

Sin embargo, el anuncio no nos muestra a los soldados, trabajando esforzadamente en algún lugar inhóspito. En su lugar, vemos a sus hermanos –abatidos– recordándoles en la escuela; a sus madres –doloridas– extrañando su presencia; a sus maridos o a sus esposas –afligidos por el recuerdo– sacando adelante la familia.

El anuncio nos habla de muchas cosas: del deber cumplido en circunstancias difíciles, del trabajo realizado en servicio a los demás, de la recompensa interior tras superar una dura prueba y de la felicidad desbordante cuando se vuelve a casa. Pero, más aún, nos habla de las personas que nos quieren cuando pasamos por momentos de incertidumbre.

Con demasiada frecuencia, al pensar en las guerras y en las misiones de paz pensamos que son algo que les afecta a “ellos”, a los soldados (o a los voluntarios, a los miembros de una ONG o de una labor misional o religiosa). Y, con independencia de lo que pensemos sobre la vida militar, nos olvidamos de lo que experimentan quienes les vieron partir: un dolor lacerante por la ausencia, un temor irreprimible por lo que pueda suceder. Y ese recuerdo constante, angustioso, que se clava en el alma y que lleva a sufrir, a llorar, a rezar…

Por eso, este anuncio puede ser visto como un homenaje a las tropas que regresan a casa, y es verdad que lo es. Pero, para mí, es sobre todo un homenaje a quienes supieron llevar esa angustiosa separación y se esforzaron por seguir adelante. El heroísmo de lo cotidiano, que tantas veces resulta más arduo y difícil que el otro.