domingo, 10 de marzo de 2013

Spot de la semana: "Amar al otro con sus defectos"

Amar a otra persona supone quererle como es, con sus cualidades y con sus defectos. Y esto, que es decisivo en la amistad, es mucho más importante cuando esa persona es nuestra mujer, nuestro marido: aquel ser increíble y maravilloso con el que deseamos compartir la vida entera.

El noviazgo fue, sin duda, algo inolvidable. Y también los primeros meses del matrimonio. Pero luego, con el paso del tiempo, empiezan a percibirse con claridad las pequeñas deficiencias del cónyuge. En este anuncio que me manda Mauricio Artieda, seguidor del blog, se muestran algunos defectos que podríamos calificar "de pequeña importancia". La mujer que nunca deja el asiento del coche en su sitio, una vez que lo ha utilizado. El marido descuidado que mancha la tapicería del salón cuando come viendo la tele. La esposa que hace siempre una maleta inmensa cuando viaje sólo un par de días. Y el esposo que se lava los dientes en la cocina, mientras hojea distraídamente un libro.

No podemos perder los nervios porque -un día y otro- nuestra pareja cometa el mismo error de siempre, ese que le hemos señalado una y otra vez. Entre otras cosas, porque también tiene sus virtudes: tenemos que procurar recordarlas cuando vemos claramente sus defectos. Y también, por dos cosas más: porque le amamos y porque esa persona nos ama.

En el spot, todo es visto con inmensa comprensión: porque la música dulcifica cada pequeño desastre, cada defecto como algo disculpable y sin importancia. Y, sobre todo, está la mirada del otro. Esa mirada alegre y enamorada -lo más precioso del spot- que es lo que permite comprender y amar al otro con sus defectos, y decir siempre: "Sí, quiero".

2 comentarios:

  1. José Carlos Martín Palanca.11 de marzo de 2013, 23:58

    La convivencia siempre es difícil y máxime cuando se trata de vivir "hasta que la muerte separe a uno de la otra ó viceversa".
    De tal manera, no se trata tanto de soportar cuanto de ir tejiendo, día a día, a veces como Penélope, en un "tejer y destejer", para ir consiguiendo esa armonía solo fruto de la voluntad de querer a la otra persona, esposa o esposo que, superados el llamado "flechazo" o enamoramiento, aterriza en la realidad cotidiana de las personas constituídas con sus virtudes y sus defectos.
    El mérito no está en las piruetas y mimos iniciales porque suelen caer, finalmente, en el empalago y el tedio sino en el punto afectivo adecuado que ayude a superar cada momento, con sus emociones y sus decepciones; con sus esperanzas y con sus sombras de pesimismos.
    Y en ese conglomerado, el paso del tiempo y de los años nos brindará una biografía vista ya con cierta perspectiva para otear nuevos horizontes, esta vez con más sosiego y templanza, con un camino hecho.
    Al final, el epílogo vital nos enfrentará a nuestras propias acciones, y, globlalmente, a la realizada en el matrimonio y en la familia en suma; con más aciertos o menos; aunque se haya hecho o tratado de hacer lo mejor posible.

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