domingo, 27 de enero de 2013

Spot de la Semana: "Elogio de la gratitud"

Manu Villalobos, Executive Manager de Intermedia Consulting, me envía este anuncio para la sección "Spot de la semana". Conocía el spot, que se lanzó en octubre de 2006; fue conocido, por una parte, por su enorme comicidad, pero más aún por el mensaje de fondo: detrás de cada mejora tecnológica  hay mucho esfuerzo de muchas personas que con frecuencia pasa inadvertido.

Debido al gran avance de la tecnología, nos olvidamos que detrás de todo servicio siempre están las personas. Nos acostumbramos a exigir lo mejor en cada cosa que compramos, y cuando empezamos a utilizarlo, quizás no valoramos el esfuerzo de quienes, más allá de su obligación, procuran hacer bien su trabajo. Muchas veces, han puesto en esa tarea lo mejor de sí mismos.

Este anuncio nos ayuda a reflexionar sobre la importancia de realizar bien nuestras tareas. Un trabajo bien hecho presta siempre un gran servicio a los demás, aunque muchas veces los propios beneficiaros no se den cuenta.

Por otro lado, todos necesitamos y queremos el contacto humano. ¿Podríamos imaginar una vida en la que todo fuera eléctrico, digital, y no necesitáramos tratar con nadie? ¿Dónde encontraríamos la amabilidad, la conversación agradable, la sonrisa... en medio de tanta eficiencia tecnológica? Aún más: ¿habría espacio para la amistad, para el desahogo de quien lleva horas trabajando sin descansar? Por eso, este anuncio es también un canto al trato humano en el ámbito laboral. Porque cada día nos cruzamos con decenas de personas, y todas deberían poder llevarse ese "human touch" del que nos habla el spot.

¡Qué gran virtud es ser agradecidos, no acostumbrarnos nunca al servicio de los demás! Como decía el filósofo: “solo un exceso puede recomendarse en este mundo: el exceso de la gratitud”.


domingo, 20 de enero de 2013

"Las ranitas de hojalata de colores" (De nietos y abuelos)

Este es un gran anuncio mexicano, ganador de varios premios, que resalta algunos de los valores familiares más bellos: la inocencia, la generosidad, el amor a la familia y el respeto a los mayores; el pensar en los demás, el sacrificio oculto para que otros logren sus metas... Y, sobre todo, el cariño de unos nietos por su abuelo, al que saben ya mayor y necesitado de ayuda.

La escena comienza de un modo muy normal y cotidiano. En el desayuno de un sábado cualquiera, cuatro hermanos hacen planes para esa mañana: "¿Qué tal si vamos de tiendas? Podemos...". De repente, todos reparan en que el abuelo se ha puesto su mejor traje, y se hace el silencio. Sólo el más decidido se atreve a decir: "Hoy va a ser un gran día, abuelo". Y logra la primera sonrisa de su yayo: "Gracias, mi vida".

Entonces, como impulsados por un resorte, todos dejan sus platos de cereales y salen de estampida a por las bicicletas. En realidad, les mueve el amor. Por eso se atreven a pedir en las tiendas de chucherías una cosa verdaderamente extraña: "Señor, ¿no tiene Vd. esas ranitas de hojalata de colores?". Sorpresa en el tendero. Y el chico se va. Y vuelta a empezar en otra tienda: "¿No tiene Vd. ranitas de hojalata de colores?" Nueva sorpresa. Y nueva apariencia de desidia: "Bueno, adiós. Gracias".

Al final -no quiero desvelar el secreto- advertimos que todo ha sido una pequeña muestra de amor. Me corrijo: una gran muestra de amor. Porque ese amor es gigantesco, y hace que esta historia sea inmensa y haga derramar lágrimas de gratitud a todos los abuelos que aún mantienen joven su corazón.

El lema final es todo un legado: "Que tengan un buen corazón depende de ti". Ojalá hubiera más anuncios como éste. Porque los niños aprenderían la grandeza que han atesorado sus mayores. Y los mayores descubrirían la inocencia y el amor que pueden encerrar esos nietecillos aparentemente traviesos.

domingo, 13 de enero de 2013

Spot de la semana: "Saber escuchar, saber comprender, saber amar"


El spot de esta semana nos narra la historia de una adolescente sumida en la contradicción. Se siente frustrada al ver que su padre es motivo de burla entre sus compañeras. Un odio interno se dirige, sin quererlo, hacia él: “¿Por qué me ha tocado un padre sordomudo? ¡No lo merezco! Yo quiero un padre normal…”.

No se da cuenta de que es un deseo amargo, además de egoísta: lo que le mortifica no es que no pueda hablar con él –sí que hablan, sobre todo él-, sino que sus amigas le vean como a un inútil.

Ella no deja que aflore el amor que siente por él, y que se manifiesta cuando sale en su defensa en el patio del colegio. Bajo esa coraza de frustración y rechazo, hay un corazón que podría amar, pero que ha renunciado a hacerlo.

Por eso es incapaz de oír tantas cosas buenas que el padre le dice (nosotros nos daremos cuenta sólo al final); por eso, en realidad, es ella la sordomuda: ni quiere hablarle ni es capaz de escucharle. Y mucho menos de entenderle: cuando se opone a que inicie esa relación, es porque comprende que el chico no le conviene. Quizás debió de decírselo de otra forma, pero no tenemos ninguna duda de que le mueve el amor.

Cuando sobreviene la tragedia –expresión máxima del inconformismo adolescente- el amor y la enterga del padre llegan a conmovernos profundamente: “No deje que muera –dice al médico-. Le daré mi casa y mis ahorros. Déle mi sangre y mi vida. Pero, por favor, ¡sálvela!”.

Mientras sigue el doloroso proceso, entendemos todo lo que le ha ido diciendo desde niña. Y todo se lo ha dicho por amor, por su bien. Por eso el mensaje final resulta tan contundente: “Quizás no exista el ‘mejor papá. Sólo existen esos padres que te aman más que nada en el mundo…

lunes, 7 de enero de 2013

Spot de la semana: "Nadie puede juzgar a una madre"

"She's Always a Woman" es una canción de Billy Joel de 1977 que habla de una mujer a la que él ama. Reconoce que no es perfecta, pero la ama cómo es: con sus defectos. Esa música es la que oímos en el anuncio y la que –desde el fondo de las imágenes- guía toda esta historia maravillosa.

Porque es un relato precioso: asistimos a toda la vida de una mujer, desde que nace hasta la ancianidad. Ochenta años resumidos en 90 segundos. Una mujer marcada siempre por el afecto: hacia sus amigas, hacia su marido, hacia su familia. No todo es perfecto en su vida, pero todo está endulzado por el amor.

La genialidad es cómo nos lo cuenta. Vemos a una bebé en su cuna. Su madre la levanta y, cuando la deja en el suelo, se ha convertido en una niña de dos años. La niña atraviesa a gatas un tubo en su habitación y, cuando sale, de repente está en la escuela y tiene ya 5 años. Se sienta en su pupitre y mira con temor a la maestra, que le regaña mientras el sol brilla sobre su cabeza. Cuando cesa el fulgor, la niña está en la fiesta de su octavo cumpleaños, y entonces sopla las velas de su tarta... ¡de 18 años! Besa a su novio y pasa a otra habitación… ¡de la que sale con vestido de novia!

Pero, ¿qué es esto? ¿Está ya casada? No, ¡está embarazada! Espera, ¡¡¡que es abuela!!! Y así, en pequeños flashes, vemos los dolores y las alegrías que han tejido su vida: las clases en el colegio, las amigas de la infancia, el matrimonio y los hijos, el trabajo y la jubilación...

Esa cascada de “instantes mágicos” se corresponde perfectamente con la música. La voz de Fyfe Dangerfield, de los Guillemots, versiona la clásica canción de Billy Joel. Así, mientras oímos: "She hides like a child, but she's always a woman to me," ("Ella se esconde como un niña, pero es siempre una mujer para mí"), vemos a la chica de 8 años que se convierte repentinamente en mujer. Cuando suena: "Ella es con frecuencia amable, e inesperadamente cruel", la vemos primero abrazando a sus hijos al volver del trabajo, y poco después tras su portátil, gritando a los niños para que se callen, porque está trabajando. Y cuando canta: "Ella no puede ser juzgada, porque se ha ganado nuestro afecto...", la vemos en el jardín, robando una cereza del pastel de su nieta. Sí, ella no es perfecta, pero es una mujer que lo ha dado todo en su vida, y no se la puede juzgar

Me gusta este anuncio. Me ha conmovido y me hace pensar en la vida de tantas madres generosas que he conocido. En primer lugar, en mi madre. Alguien pensará que esas vidas no fueron siempre perfectas... Desde luego, la de mi madre sí lo fue. Y aunque a veces haya tenido que sufrir -muchas veces-, el amor que sentía por mi padre y por nosotros la hizo siempre feliz… Todas las madres se han ganado nuestro reconocimiento y nuestro afecto. Y no se las puede juzgar...