domingo, 30 de junio de 2013

Héroe en el tsunami: "¡Salven primero a mi hermano!"


El 12 de enero de 2011, la señora Donna Rice y sus dos hijos, Jordan y Blake, de diez y trece años de edad, regresaban a casa después de hacer unas compras. Llovía mucho. Eran conscientes del mal tiempo que reinaba durante esa semana en la mayor parte del país, especialmente en la zona donde vivían, en los suburbios de Brisbane, la tercera ciudad más populosa de Australia. Lo que no podían imaginar era que en poco tiempo estarían rodeados sin remedio por el agua.

La tromba de agua que aquella tarde arrasó Toowoomba, en la zona oeste de Brisbane, fue descrita por testigos presenciales como un furioso tsunami que arrastraba automóviles, arrancaba árboles y destruía viviendas con enorme facilidad.

La familia Rice no tardó mucho en darse cuenta de que sus vidas corrían peligro. La madre llamó a los servicios de emergencia, que le recomendaron permanecer dentro del vehículo. Pero a los pocos minutos se vieron arrastrados por la corriente. Enseguida se encontraron con que estaban ya en esa delgada línea que separa la vida de la muerte. Finalmente el coche se detuvo, pero el nivel del agua seguía creciendo, por lo que Donna y sus dos hijos tuvieron que subirse al techo del automóvil. El conductor de un camión que pasaba por allí logró descolgarse con una cuerda y llegar hasta ellos. Tendió la mano a Jordan, pero su respuesta fue muy clara: “Salve primero a mi hermano.

Así lo hizo aquel hombre, que logró poner a salvo a Blake, pero la cuerda se rompió cuando intentaba salvar a su madre y a Jordan, que fueron arrastrados aguas abajo. Pudieron aferrarse a un árbol durante unos minutos, pero enseguida fueron absorbidos por la corriente y perecieron.

Esta historia, dramáticamente real, nos permite considerar un tema tan fundamental como es la capacidad de renuncia a uno mismo por amor al otro. Jordan Rice no dudó en pedir que salvaran primero a su hermano, probablemente con plena conciencia de que se jugaba con ello la vida. Su generosidad le permitió superar un estado de miedo en el que sin duda su instinto de conservación le empujaba a salvarse él primero. Su gesto es un claro testimonio de lo que puede ser capaz el hombre, una muestra de que en su interior hay siempre semillas de grandeza, arranques generosos que hacen el mundo más humano y más habitable, más llevaderas las penas que cualquier vida encierra.

Me pregunto, como su padre, por qué Jordan hizo aquello, qué pasaría por su mente en esos momentos. Su reacción sería, supongo, la de su modo de ser habitual. Aquel chico estaría educado en ese sencillo sentido de centrar la vida en los demás, habría aprendido a sacrificarse por ellos, a sentir lo de los demás como propio. Aquella familia, no sabemos si de mucha cultura pero desde luego de enorme sabiduría, quizá de pocas letras pero gigante en los valores que engrandecen la vida de los hombres, ha sido tierra fértil para que surja esa excelencia moral.

Su vida ha sido breve, pero seguro que con más sentido y mejor vivida que muchas otras muy largas y relevantes, puesto que lo importante no es cuánto se vive, sino cómo se vive.

Alfonso Aguiló (Hacer Familia)

domingo, 23 de junio de 2013

Spot de la semana: "Celebra lo que tienes, aprende a ser feliz"

Mahou ha vuelto a dar en el clavo. Su campaña, "Celebra lo que tienes", es un mensaje optimista y desenfadado: justo lo que necesitamos en estos momentos de abatimiento. Siempre, incluso en las situaciones más difíciles, hay motivos para la esperanza.

El spot arranca con una inmensa sombra que oscurece la faz de la tierra. Un hombre sale a mirar a la entrada de la cafetería mientras otros atisban asustados en el interior, tras una persiana desvencijada. La mancha oscura se transforma en una gigantesca nave espacial, primicia de una invasión extraterrestre –metáfora del momento que estamos atravesando–  y todo parece presagiar una hecatombe.

Justo entonces oímos la voz desenfadada e irónica del hombre que ha salido del bar: "Ahora, ¿no? Ahora que estamos de bajón vienes a conquistarnos. Pues deja que te diga una cosa: no nos conoces... Nosotros, con muy poco, nos venimos arriba. Porque aquí todos, absolutamente todos, tenemos una canción; y cada vez que suena, no sé cómo, pero los problemas desaparecen".

Suena entonces una de las canciones más emblemáticas y reconocibles de Dire Straits, y la hecatombe se transforma en entusiasmo. El spot se convierte literalmente en un canto a la visión positiva, con un mensaje reconfortante y claro: no hay nada lo suficientemente malo que pueda nublar nuestro futuro.

Porque la felicidad está en los detalles, esas cosas pequeñas que vivimos cada día, y que dan sentido a nuestra existencia; esas que pueden convertir un día normal en un día festivo y alegre: tu canción favorita sonando en la radio, un golazo que ha metido tu equipo, el primer día de verano, unas cañas con los amigos…

Mahou Cinco Estrellas vuelve a hacer hincapié en el valor de la amistad y de la familia para afrontar las situaciones difíciles. Por eso escuchamos la declaración de nuestro gran secreto: "Y tenemos amigos que no son amigos, ¡son hermanos!". Y unos abuelos que son todo dulzura, con los que siempre agrada conversar...

Ante este discurso, el OVNI da media vuelta y se va, dejando un día soleado y espléndido. No hay extraterrestre que pueda vencernos si estamos unidos... Un mensaje muy positivo que anima a no rendirse nunca. ¡Bravo por Mahou!

domingo, 16 de junio de 2013

Contagiar visión positiva

Jerry era director de un restaurante en una pequeña ciudad de Estados Unidos. Siempre estaba de buen humor y tenía algo positivo que decir. Era un motivador nato. Por dos veces, cuando cambió de trabajo, varios de sus empleados se empeñaron en seguirle a donde él fuera a trabajar.

Su manera de ser provocó mi curiosidad, así que un día le pregunté: «No me lo explico. No se puede ser positivo siempre, sin interrupción. ¿Cómo lo haces?». Jerry me contestó: «Cada mañana me levanto y me digo, tengo dos opciones, puedo elegir estar de buen humor o de mal humor. Y siempre elijo estar de buen humor. Cada vez que ocurre algo malo, puedo elegir entre el papel de víctima o el de aprender algo de aquello. Y procuro elegir lo de aprender algo. Cada vez que le oigo a alguien quejarse, puedo elegir entre sumarme a sus lamentos o fijarme en el lado positivo de la vida, y siempre escojo lo segundo

«Pero no siempre es tan fácil», protesté. «Tampoco es tan difícil», contestó Jerry. «La vida es una elección constante. Cada situación es una elección. Eliges cómo reaccionar ante las situaciones. Eliges cómo va a afectar la gente a tu humor. Eliges estar de buen o de mal humor. Es elección tuya decidir cómo vives tu vida

Tiempo después, Jerry fue víctima de un atraco. Había olvidado cerrar con llave la puerta trasera del restaurante mientras hacía el balance de caja del día, y entraron dos hombres armados. Trató de abrir la caja fuerte, pero con el nerviosismo fallaba la combinación. Los atracadores se pusieron más nerviosos aún que él, y acabaron por dispararle... Vi a Jerry unos meses después, cuando se había restablecido. Le pregunté qué le había venido a la mente cuando ocurrió el atraco. «La primera cosa en que pensé es que debía haber cerrado bien la puerta. Luego, después de que me disparasen, cuando estaba tendido en el suelo, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir, o podía elegir morir. Y escogí vivir

«Los camilleros eran unos tíos simpáticos. Me animaban. Me decían que me iba a poner bien. Pero cuando me metieron en la sala de urgencias y vi las caras de los médicos y enfermeras, mientras me exploraban, me asusté realmente. En sus ojos se leía "es hombre muerto". Entonces vi que tenía que pasar a la acción

«¿Qué hiciste?», pregunté. «Bueno, había una enfermera que me preguntaba a gritos si era alérgico a algo. "¡Sí!", le contesté. Se hizo un silencio grande. Esperaban que continuara. Yo cogí aire y dije: "Sí, tengo alergia... ¡a las balas!". Después de las risas de todos, les dije: "Quiero vivir. Así que, por favor, opérenme cuanto antes".»

Jerry piensa que vivió gracias a los médicos y enfermeras, y yo pienso que fue gracias a su actitud. Aprendí de él que cada día puedes elegir si vas a encarar la vida con ganas o te vas a amargar. La única cosa enteramente tuya, que nadie puede controlar o asumir en tu lugar, es tu actitud. De modo que si te das cuenta de esto, todo lo demás de la vida se hace bastante más fácil.

La historia de Jerry concluye aquí. Es quizá un tanto simple, pero apunta una idea importante. Todos conocemos personas que, con su sola presencia, irradian sentido positivo. Su actitud es optimista, animosa, esperanzada. Poseen como una especie de campo magnético que orienta los de los que le rodean, que quizá son más débiles o más negativos. Son desactivadores de crispaciones y rencillas. Cuando afrontan una situación difícil, suelen ser serenos, conciliadores, armonizadores.

Suelen ser personas que han conseguido aprender de sus propias experiencias, tanto de las negativas como de las positivas. Creen en los demás. Procuran no etiquetar ni prejuzgar a la gente, sino descubrir los valores positivos que hay en toda persona. Despiertan agradecimiento y gratitud. No son envidiosas. Son agradecidas. Tienden, de forma casi natural, a perdonar y olvidar las ofensas que reciben. Buscan el modo de mejorar su formación. Leen, escuchan, poseen afán de conocer cosas, les interesa lo que interesa a quienes le rodean. En fin, toda una actitud digna de imitar en nuestra vida. (Alfonso Aguiló, Conoze)

domingo, 9 de junio de 2013

Spot con valores: "Amistad y superación en el deporte"

Sonsoles Esteve, seguidora del blog, me envía este anuncio para la sección “Spot con valores”. Es un anuncio precioso, que rezuma esperanza y optimismo, que estimula y alienta en el afán de superación.

Arranca con una situación dramática. Un joven futbolista sufre una entrada violenta que le destroza la rodilla y los ligamentos. Su brillante porvenir se tambalea en un segundo. La cara que pone al escuchar el diagnóstico, y la que vemos en la silla de ruedas, lo dicen todo: “Mi carrera se ha terminado. Ya no puedo hacer nada en la vida”.

Pero entonces empieza la lucha, el esfuerzo personal. Tras la operación quirúrgica, comienza el largo calvario de la rehabilitación. Es el momento de la renuncia, del sacrificio, del vencer las propias limitaciones. Ahí es donde el coraje adquiere su dimensión más honda y más bella. Ahí es donde el afán de superación revela heroísmo: “No puedo defraudar a todos los que creen en mí”.

En ese empeño, no le faltan ayudas. Entre ellas, emerge la figura del fisioterapeuta: un médico animoso que es también un amigo, alguien que sabe estar tanto en los éxitos como, sobre todo, en los fracasos. Alguien que trabaja en silencio, que tiene que aguantar los desánimos y los desaires, los momentos de abatimiento y los gestos de suficiencia. Alguien que sabe mucho de humanidad, que sabe cuándo tensar la cuerda y cuándo debe aflojarla para que no se rompa: la frágil y delicada cuerda del esfuerzo.

Y al final, acontece el milagro. La última escena es grandiosa. Es difícil no conmoverse al asistir a ese bello desenlace. Una historia magnífica, que estimula e inspira, que ayuda a comenzar la semana con ilusión y optimismo.

¡Ah! Y es también un homenaje a las profesiones de servicio: no sólo la del fisioterapeuta; también la de la enfermera, el profesor, la madre de familia... Todas esas profesiones poseen la hermosura del sacrificio escondido. Son personas que saben apoyar cuando es necesario y aguantar los desplantes, porque saben mucho de cariño y de humanidad... Ojalá que esas profesiones abunden siempre en nuestra cultura. Y que su modelo sirva de estímulo para el trabajo de todos.

domingo, 2 de junio de 2013

Spot con valores: "¿Y si nos levantamos?"

En su línea optimista y esperanzadora, Coca-Cola lanzó hace dos meses su campaña contra el sedentarismo y la obesidad. Enarbolando la bandera de la vida sana, proclamó su confianza en las personas para cambiar este mundo, que parece navegar a la deriva, y tomar las riendas de nuestra existencia para hacerla mucho mejor.

Desde el comienzo del spot, las estadísticas sobre el futuro dibujan un panorama negro y desolador: “En el año 2030, el 58% de los adultos será obeso y nuestra alimentación será cada vez más deficiente. El 60% de la población vivirá en ciudades, y pasaremos sentados o tumbados la mayor parte del tiempo. A pesar de todo, seguiremos estresados”. Quizás el dato más inquietante es el que se refiere a la infancia: “En el año 2030, el 60% de los niños no habrá visto nunca una vaca…”. Como en las películas de ciencia-ficción, el futuro es tecnológicamente más avanzado, pero también más inhumano.

Sin embargo, mientras oímos todo eso, la imagen nos ha ido mostrando un mundo diferente. Hemos visto gente haciendo footing por las calles y marchándose de excursión el fin de semana. Hemos visto gente mayor cuidando su huerto urbano en la azotea; y, sobre todo, hemos visto niños correteando alegres por el campo”.

Y es que, como afirma la voz en off, “la única estadística real es que el 100% de las estadísticas las hacemos nosotros”. Y nosotros podemos cambiar el futuro. Somos libres de decidir qué es lo que queremos para nosotros y acometerlo decididamente, por costoso que resulte. Podemos ser mejores o peores. No estamos determinados al fracaso. Porque la semilla de maldad o de pereza que anida en nuestro interior, puede ser combatida –con creces- con esa otra semilla de bondad y de superación que también está en nuestra alma, y que es mucho más fuerte que la otra.

Sí, es una gran campaña. Una manifestación de que la publicidad ya no puede contentarse con exponer las bondades de un producto. Hace falta “engagement”: esa palabreja tan de moda en el marketing actual y que no es otra cosa que implicación. Como consumidores, necesitamos ver que las marcas nos ofrecen algo más: que se preocupan por nosotros, que se implican en nuestra vida. Que, con la publicidad, nos hacen la vida más agradable y hermosa. Porque, en definitiva, nos interesa una “publicidad con valores”. Eso es lo que todos –yo, al menos- deseamos ver en los anuncios.