lunes, 26 de enero de 2015

Desconectar para conectar

Juan Adárvez, profesor de Secundaria y seguidor del blog, me envía este anuncio. No tiene efectos especiales ni grandes alardes de producción, pero el argumento nos engancha. En breves escenas, nos sentimos interpelados.

Unos novios pasean a la orilla del mar; él, absorto en el móvil, acaba perdiendo a su novia, aunque las huellas en la arena nos dicen que sigue a su lado. Un amante de la música, pegado a su smartphone, se olvida de su grupo de amigos que está tocando junto a él. Y una secretaria, que se abstrae de la importante reunión a la que asiste. Y un padre que, en el salón, se olvida de la hija que está a su lado…

Situaciones cotidianas, que no llaman la atención, pero que pueden ser dramáticas. Afortunadamente, esos desajustes se solventan cuando el interesado desconecta el móvil para escuchar a los que tiene alrededor. Es el lema de la campaña: “Desconectar para conectar”.

Quizás el tema tenga especial eco entre los jóvenes. Pero no es sólo un anuncio para ellos. Un estudio reciente concluye que el 77% de los que poseen un teléfono inteligente padece, en algún grado, de «nomofobia»; es decir, temor y ansiedad ante el hecho de no poder consultar su  móvil cada vez que lo desea.  La dependencia del móvil está ya tipificada en los manuales de Psiquiatría, y los síntomas son muy claros: no poder vivir sin él, no poder atender a otra persona si llaman por teléfono, estar más pendiente del móvil que de la familia o los amigos...

Pensemos por un instante: ¿no hay alguien en nuestro entorno que padezca alguno de esos síntomas? ¿No vemos en nosotros alguno de esos indicios? Aún estamos a tiempo de cambiar: de desconectar el móvil cuando haga falta, y escuchar a quienes nos rodean.

lunes, 19 de enero de 2015

Saber darse: la más grande sabiduría

Hace meses que este spot se publicó en Internet, y sigue siendo un fenómeno mediático: más de 30 millones de visitas en diversas páginas oficiales, con reproducciones en cientos de blogs y páginas web, y traducciones a varios idiomas.

A mí me llegó por varios sitios.  Me lo envió Ana María Pérez Guerrero y después Eduardo Galán. Accedí a su petición de que lo publicara. Porque debemos difundir las historias que nos enriquecen. Ahora que tantos spots buscan el recurso al humor zafio, a la sensualidad o al materialismo, reconforta descubrir un anuncio sencillo –pero sublime– como éste de la compañía tailandesa True Move: un “spot con valores” que está haciendo pensar a medio mundo.

El vídeo comienza de modo fuerte y violento: la cámara en movimiento y el montaje dinámico transmiten desasosiego y agitación. Un niño ha sido pillado in fraganti cuando robaba en un comercio. La dueña le arrincona y le grita, incluso le abofetea. Cuando el niño abre su mano, vemos lo que ha cogido: medicamentos. “Son para mi madre, dice mientras baja la cabeza.

Es ahí cuando aparece el verdadero protagonista de la historia. El dueño de un bar ha visto todo y decide intervenir. Pide calma a la señora y pregunta al niño: “¿Tu madre está enferma?”. El niño asiente, compungido. Y el hombre muestra la grandeza de su corazón: paga las medicinas a la dependienta y se las entrega al niño junto a una sopa vegetariana para su madre…

Este arranque presagia un relato lleno de emociones. Porque pasan los años, y esa referencia a las medicinas –sembrada con acierto en el guión–  se convierte en un leit motiv narrativo y temático muy hondo, algo que provoca un giro sorprendente y conmovedor. No voy a contar la historia. Quiero que la veas y la sientas personalmente, que saborees su delicadeza y su ternura. Hasta llegar al lema final: “Dar es la mejor comunicación”.

Sí, hacen falta anuncios con valores. Una publicidad que aporte optimismo y esperanza, que nos ilumine y enriquezca. Publicidad emocional, porque el ser humano necesita emociones y chispazos de luz interior; necesita sentir que en la vida hay algo más que triunfar o poseer. Por eso, al final, estas campañas emotivas son las que permanecen.

domingo, 11 de enero de 2015

"Bastille", de Isabel Coixet: El vídeo que ha salvado matrimonios

Este es un vídeo que ha salvado matrimonios. Es un cortometraje (5 minutos) que formó parte del filme “París, je t’aime”. De los 18 vídeos allí reunidos, éste de Isabel Coixet es el más emotivo. Cuenta una historia sencilla, casi todo a través de un narrador, con un arranque fuerte.

Un hombre queda citado con su esposa en un restaurante. Durante la espera, recuerda en rápidos trazos como el afecto que les unió ha ido desvaneciéndose por la rutina. Esa monotonía, contra la que no quiso luchar, era la causa de que ahora se encontrara allí, dispuesto a decirle a su mujer que había dejado de quererla: que otra mujer le estaba esperando. Pero su esposa, que aparece con un simbólico abrigo rojo (leit motiv de todo el filme), llega con el rostro compungido y rompe en sollozos, porque tiene una enfermedad terminal y le quedan semanas de vida.

Es entonces, verdaderamente, cuando empieza el relato. Una historia que nos habla de volver a amar cuando el amor parece perdido (O, mejor, cuando los sentimientos se han esfumado). Nos habla de “revalorar” al amado (volverlo a descubrir, y a amar) cuando sabemos que habremos de perderlo.

Éste es el pasaje más importante: “Dispensó entonces a su mujer todas las atenciones que ella le había reclamado: colgar los cuadros que esperaban por toda la casa, ir de rebajas con ella pese a detestar las compras… Y, todo, incluso las cosas más insignificantes, tenían otro sabor desde que sabía que era la última vez que podía hacerlas por ella”. 

Entonces la narración alcanza su sentido más profundo: De tanto comportarse como un enamorado, volvió a enamorarse...”.

No os digo más. Tan sólo que lo veáis con vuestro cónyuge, y que lo recomendéis a vuestros amigos. Sinceramente: merece la pena verlo.

miércoles, 7 de enero de 2015

Nuevo "Ranking UNIR de Publicidad" para toda Iberoamérica

Me hace mucha ilusión hablaros de este proyecto, en el que he estado trabajando los últimos meses con un grupo de grandes profesionales. Se trata del Ranking UNIR de Publicidad, que ha dirigido, pilotado y realizado mi buen amigo Rafael Repiso, y que ha contado con el inestimable apoyo de la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja).

Se trata de un Ranking que abarca a toda Iberoamérica y se basa en la selección y ponderación de los principales Premios publicitarios concedidos en España, Portugal y los países de Latinoamérica. En realidad, ésta es la segunda versión, pues la primera –a modo experimental- se limitaba exclusivamente a España. Con esta actualización, el conjunto de datos que ofrece es inmenso (casi ha sextuplicado su tamaño), y puede servir para investigaciones sobre la Publicidad en cualquier campo (valores, estrategias, creatividad) y en cualquier país (España, México, Brasil, etc). Tiene una utilidad muy directa para el mundo profesional, pero también para la docencia -tanto en la enseñanza media como en la superior- como, sobre todo, para la investigación publicitaria. Actualmente, su cobertura abarca toda la publicidad en español y en portugués.

Podéis consultarla aquí: http://rankingdepublicidad.unir.net/.

Además del Ranking general, mantiene los ranking españoles (anuncios y agencias) y está creando otros rankings nacionales en aquellos países que poseen una masa crítica suficiente de premios publicitarios: Brasil, Argentina, Colombia, México, Chile, Ecuador y Perú.

De periodicidad anual, este Ranking va camino de ser la principal clasificación y valoración de Anuncios y Agencias publicitarias en toda Iberoamérica.

Así, por ejemplo, el Ranking UNIR de Publicidad permite:
·Listar y ordenar las agencias y anuncios en función de los premios en festivales de publicidad.
·Listar las agencias con mayor prestigio, por años y países
·Listar y mostrar los anuncios más premiados, por años y países.
·Identificar a las agencias productoras de anuncios premiados.
·Registrar la publicidad premiada en Iberoamérica.

Os animo a que lo visitéis y a que lo utilicéis para vuestras clases, charlas e investigaciones. O. simplemente, para tener una referencia actual a la hora de valorar y enjuiciar la Publicidad. Que lo disfrutéis.