domingo, 26 de mayo de 2013

Ex-modelo de Victoria's Secret: "Prefiero mi matrimonio al éxito en la pasarela"

En 2009, Kylie Bisutti alcanzó su gran sueño de incorporarse al privilegiado elenco de ángeles de la marca de lencería Victoria´s Secret, tras imponerse a más de 10.000 candidatas. "Ser ángel de Victoria´s Secret era mi mayor objetivo en la vida, es lo que siempre perseguí en mi carrera", ha confesado. Pero muy pronto ese sueño se convirtió en pesadilla.

En 2011, Kylie estaba realizando una sesión para una revista cuando el fotógrafo empezó a darle indicaciones: "Súbete más la camiseta"; "hazlo cómo si no llevases ropa interior"; "esto es lo que hacen las modelos de Victoria´s Secret"; "si quieres ser como Gisele, esto es lo que debes hacer". Esa misma noche, Bisutti rompió a llorar. "Estaba en mi habitación, me puse de rodillas y comencé a rezar: Dios, ¿por qué me hiciste ganar el concurso de Victoria´s Secret si me iba a sentir de esta manera? No estoy honrando a mi marido. ¡Solo quiero respuestas!".

En un artículo publicado en el New York Post, Kylie ha relatado ese infierno: “Cuanto más me convertía en modelo de lencería -y mostrar lencería no es ir vestida- me sentía cada vez más incómoda porque entraba en colisión con mi Fe. Soy cristiana, estoy leyendo más la Biblia y esa lectura cada vez me convence más. Ésta es una industria muy tentadora, y reconozco que he caído en demasiadas cosas en las que no habría querido caer".

Todo esto lo cuenta también en un libro que acaba de publicar: No soy un ángel: de modelo de Victoria´s Secret a modelo de conducta. Ahí llega a afirmar: "Me estaban pagando por quitarme la ropa y posar provocativamente para estimular a los hombres. Ya no se trataba de ser una modelo de ropa; me sentía como un trozo de carne". También lanza más de un dardo sobre el mundillo de la moda: "Me pidieron que minimizase mi matrimonio... porque debía flirtear con todo el mundo todo el tiempo".

Finalmente, Kylie decidió abandonar su sueño dorado en esa firma de ropa para salvaguardar su matrimonio: "Mi cuerpo sólo debe ser para mi marido. Eso es algo sagrado. Quiero que mi matrimonio sea sagrado, porque los índices de divorcio en Estados Unidos son altísimos y quiero hacer todo lo posible para que mi matrimonio sea feliz".

En una entrevista televisiva ha añadido también: "No quería ser un modelo defectuoso por las chicas jóvenes, porque había un montón de jóvenes cristianas que me seguían y que pensaban que estaba bien pasearse y lucir su cuerpo en lencería a los chicos".

También ha anunciado que va a lanzar su propia línea de ropa, que será "cristiana y decente". Sin duda, hay también un nicho de mercado para una moda más modesta y elegante. El pasado mes de febrero se celebró en Florida la primera Christian Fashion Week y la revista Eliza lleva años haciendo un periodismo sobre la moda desde un prisma más familiar y ético. ¿Será Kylie un nuevo "modelo" para las chicas que quieren triunfar en la pasarela? El tiempo lo dirá.

domingo, 19 de mayo de 2013

Amor heroico de una madre por su hija

Dentro de tres semanas se cumplen 5 años de la muerte de Agata Mroz,  una desaparición que conmocionó a Polonia entera. El día de su funeral, miles de polacos se agolparon en el exterior de la iglesia, pues el templo no podía albergar más que unos pocos cientos de feligreses. Hubo llanto, oración, cantos y una profunda tristeza. Habían perdido a una gran deportista y, sobre todo, a una grandísima persona. Su vida fue corta, pero iluminó a muchos, y merece que hoy la recordemos.

Agata Mroz nació en Dąbrowa Tarnowska el 7 de abril de 1982. Desde muy joven destacó en el deporte del voleibol, en el que cosechó éxitos como alevín, infantil y juvenil. A la edad de 17 años le diagnosticaron la enfermedad de la leucemia. Su familia sufrió enormemente con la noticia, pero ella no se abatió. Dijo a sus familiares que iba a luchar por la vida con todas sus fuerzas, pero que necesitaba su apoyo y su alegría. Y venció. En poco más de un año estaba ya restablecida, y volvió de nuevo a entrenar para recuperar el tiempo perdido. Con 20 años se convirtió en la estrella nacional de este deporte, y con 21 lideró el equipo nacional polaco hasta ganar la final del Campeonato de Europa (2003), hazaña que repetiría también en 2005.

En septiembre de 2006 vino a nuestro país fichada por el CAV Murcia, y gracias a ella el Club murciano ganó el Campeonato de España con clara superioridad. Pocas semanas después volvieron a aparecer los síntomas de la leucemia, y Agata tuvo que retirarse de la competición y volver a su Polonia natal, donde fue recibida con entusiasmo. Los medios de comunicación la calificaban entonces como la mejor deportista polaca del siglo XXI.

Empezó entonces su calvario con la enfermedad. Tuvo que someterse a incesantes transfusiones de sangre, y todo el país se movilizó en una inmensa cadena de solidaridad para salvar a su estrella del deporte. Miles de personas donaron sangre como gesto de apoyo.

El 9 de junio de 2007 se casó con Jacek Olszewski. Su delicada salud le impidió realizar el proyectado viaje de bodas, pero eso poco le importó. Estaba con su marido y eso bastaba. A los pocos meses supo que estaba embarazada. Cuando acudió a los médicos, le dijeron que su enfermedad se estaba agravando rápidamente, y le aconsejaron abortar.

Agata tomó entonces una decisión heroica: no sólo rechazó el aborto, sino que postergó el trasplante de médula que estaban preparando los médicos hasta que pudiera dar a luz a su primera –y así lo intuía- también su única hija.

La prensa se hizo eco de esa decisión, y le pidieron varias entrevistas. En una de ellas, realizada al diario Dziennik en febrero de 2008, declaró con sencillez que nunca se había arrepentido de haberse quedado embarazada. "La noticia de que iba a ser madre me hizo sentir afortunada. Me llenó de alegría, porque quería sentir lo que suponía ser madre y dar a luz una vida humana; y también porque así le daría a mi esposo algo bueno de mí misma", fueron sus palabras.

Su hija Liliana nació el 4 de abril de 2008. Pocas semanas después, Agata se sometió al trasplante de médula, pero estaba ya muy debilitada. Aún resistió mes y medio, pero su cuerpo no superó las complicaciones que sobrevinieron y falleció en el hospital el 4 de junio de 2008. Tenía 26 años.

Sus funerales se celebraron el 9 de junio: en la misma iglesia y en el mismo día en que se casó con Jacek un año antes. Las multitudes lloraron su pérdida y quisieron acompañarla en su último adiós. Los medios de comunicación recordaron sus triunfos en el deporte, pero la gente le recordó por su valentía y generosidad al enfrentarse a la leucemia.

El Obispo Auxiliar de Kielce, Mons. Marian Florczyk, presidió los funerales y aseguró que Polonia había recibido de Agata “un impresionante testimonio de amor: a su país, a su marido y al sagrado don de la vida. Ese amor heroico a su hija aún no nacida es el mejor testimonio para esta sociedad, que parece no saber apreciar el gran regalo de la familia y de la vida humana”.

Su hija Liliana asistió a la ceremonia en brazos de su padre. Actualmente ambos viven en Brelavia, donde murió Agata. Jacek no deja de recordar a quienes le preguntan lo buena que fue su mujer, y el amor heroico que tuvo hacia su hija, antes de que naciera.

domingo, 12 de mayo de 2013

Spot con valores: "El niño que hablaba con los bebés"

Danone ha vuelto a emocionarnos con su reciente campaña “Alimenta sonrisas”. En línea con sus spots anteriores, apuesta de nuevo por la comunicación de emociones y por transmitir optimismo. El fondo del anuncio es la crisis; el primer plano, la infancia. Sobre estos dos elementos –aparentemente antitéticos- imagina un diálogo precioso.

Un chaval travieso y avispado, de buen corazón, se dirige a la prominente barriga de su madre, embarazada de 6 ó 7 meses. Armado de inocencia y de bondad, se siente capaz de transmitir esperanza a su futuro hermanito: “Hola, soy yo. ¿Cómo va por ahí dentro? Por aquí toda la gente habla de la crisis. Cuando conozcas a papá y a mamá los vas a ver muy raros. No son así. Es que están preocupados...

Entonces surge en él esa vena de espontánea generosidad que tan frecuentemente aflora en el corazón de un niño: “Pero, ¿sabes qué? Yo quiero que vengas. Y quiero que juguemos juntos. Y tengo, ¡muchas cosas para ti…!

Amor, amor de niño. Ese es el secreto para vencer todas las crisis: las económicas, las personales y las familiares. Los niños lo tienen muy fácil para no perder nunca la sonrisa. Les basta con su natural honestidad y su alegría a raudales. A nosotros, los que aún no sabemos hablar a los bebés, nos resulta mucho más difícil. Necesitamos aprender la difícil lección de la humildad, del deseo de compartir, del gozo inmenso al poder ayudar a otro. Ellos saben muy bien que la felicidad está en los pequeños detalles. Nosotros estamos aún lejos de aprenderlo.

Con todo, lo más hermoso del anuncio es ese amor al hermanito no nacido. Los niños aman la vida: la aman con pasión, mucho antes de que vea la luz. Y son capaces de dialogar con ella. Por eso sólo ellos, y también sus madres, son capaces de hablar con los bebés.

Ojalá volviéramos a ser niños.

domingo, 5 de mayo de 2013

Spot con valores: "Los tres deseos de una madre"

Para este Día de la Madre, he escogido un spot que fue ganador de un Lápiz de Oro, los premios a la mejor Creatividad Publicitaria en Argentina. Fue desarrollado por la Agencia FCB Argentina para la operadora Telecom Personal, y en él se plasma su línea de comunicación: “Queremos ayudarte a cumplir tus deseos”.

El anuncio empieza con un vídeo casero, grabado hace años en el cumpleaños de la madre. Todo hace sospechar que ella estaba recién casada.

Sus hijos están viendo ahora en el salón esas imágenes, y disfrutan percibiendo el paso del tiempo: “¡Aquél es papá!”. “¡Mira qué peinado llevaba mamá!”. Todo rezuma calor de hogar: alegría, espontaneidad, familia. De repente sale una gran tarta con las velas encendidas, y el padre agita sus manos ante el grupo de amigos: “¡Un momento, un momento! ¡Pará, pará!”. Luego se dirige a ella: “Cariño, pide tres deseos”.

Entonces se produce el momento mágico. La joven madre dirige sus ojos a la cámara. Parece traspasar el tiempo y el espacio, como si viera más allá: más lejos y más hondo. En el salón, los tres hijos se sienten misteriosamente mirados por ella, contemplados de una manera especial: uno a uno, con un cariño infinito. Se miran entre sí. Ahora comprenden todo... Y vuelven la vista a la pantalla, con una sonrisa de felicidad y de agradecimiento.

Casi no hay palabras. Todo lo que “dice” este spot está expresado en las miradas. ¡Cuánto cariño y entrega… y sacrificio y ternura… y amor y esperanza! Todo eso junto, encerrado en una mirada. Al ver este anuncio, dan ganas de gritar por dentro: “¡Gracias, mamá, muchas gracias!”.