Queridos amigos:
El año 2024 ha sido un año de noticias inciertas, con crisis políticas de gran envergadura. En Francia, la Asamblea Nacional aprobó una moción de censura que destituyó al primer ministro Michel Barnier y situó al presidente Macron en una posición inestable. En Alemania, tras una grave inestabilidad económica, Olaf Scholz perdió una moción de confianza y el país se ha visto abocado a unos comicios inciertos. En Siria, el régimen de Bashar al-Assad llegó a su fin tras años de guerra civil, barrido por una ola de descontento popular y la insurrección de unas fuerzas rebeldes renovadas. Además, en otros países hubo elecciones muy enconadas (Estados Unidos) o con sospechas de corrupción (Venezuela), y otras que provocaron giros copernicanos en los gobiernos: India, Taiwan, Panamá, México, etc.
También fue un año de catástrofes naturales. En España, una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) asoló la Comunidad Valenciana y causó la muerte de más de 200 personas, junto a daños materiales muy considerables; la gestión de la crisis fue criticada internacionalmente, señalando que muchas muertes podrían haberse evitado. En las islas Mayotte, territorio francés en el océano Índico, el ciclón Chido arrasó la zona con vientos de hasta 230 km/h; hay 22 muertos confirmados, pero se prevén "varios centenares de fallecidos" en lo que se considera la catástrofe más importante de Francia en este siglo. Y hoy, 17 de diciembre, un terremoto de magnitud 7.3 ha sacudido Vanuatu, causando daños significativos en la capital, Port Vila, con el colapso de edificios, deslizamientos de tierra y deformaciones en las carreteras.
Es cierto. Tuvimos las Olimpiadas en Francia, que aportaron luz en momentos de crisis internacional, pero también allí surgieron sombras: el Acto de Apertura fue muy criticado por el uso inapropiado de símbolos e imágenes cristianas.
Fueron, en general, noticias que generaron intranquilidad. Por eso resulta muy gratificante compartir la noticia más luminosa del año: la Noticia de la Navidad, la única verdaderamente importante, la que merece ser celebrada por todos los hombres año tras año. En la tele, en Internet o en los periódicos quizás salga lo más superficial de ella (festejos, cotillones), pero es en las cartas personales y los encuentros familiares -¡gran fracaso de los medios de comunicación!- donde esta Noticia crece y se comunica: entrañable y amorosamente. Porque la comunicación, o es humana y en favor de las personas, o no es nada.
Que paséis unas muy felices Navidades, y que los Reyes Magos nos traigan los mejores regalos, sobre todo a los más necesitados. Que se acaben –por fin– todas las guerras, y haya paz y trabajo para todos; que cesen el hambre, la violencia y la crisis ambiental y energética; que la familia –tan castigada– vuelva a estar unida, alegre y feliz; que se respete la vida también cuando parezca débil o limitada, o cuando aún no haya visto la luz; que todos puedan dar a sus hijos la educación que desean, y que haya salud y amor en todos los hogares. Personalmente, me contentaré con el regalo de veros más a menudo.
Gracias por estos meses que he compartido con vosotros. Y que en 2025 seamos un poco mejores. Sobre todo, que no perdamos la sonrisa ni un solo día.
Un fuerte abrazo navideño,
Alfonso Méndiz