En su línea optimista y esperanzadora, Coca-Cola lanzó hace dos meses su campaña contra el sedentarismo y la obesidad. Enarbolando la bandera de la vida sana, proclamó su confianza en las personas para cambiar este mundo, que parece navegar a la deriva, y tomar las riendas de nuestra existencia para hacerla mucho mejor.
Desde el comienzo del spot, las estadísticas sobre el futuro dibujan un panorama negro y desolador: “En el año 2030, el 58% de los adultos será obeso y nuestra alimentación será cada vez más deficiente. El 60% de la población vivirá en ciudades, y pasaremos sentados o tumbados la mayor parte del tiempo. A pesar de todo, seguiremos estresados”. Quizás el dato más inquietante es el que se refiere a la infancia: “En el año 2030, el 60% de los niños no habrá visto nunca una vaca…”. Como en las películas de ciencia-ficción, el futuro es tecnológicamente más avanzado, pero también más inhumano.
Sin embargo, mientras oímos todo eso, la imagen nos ha ido mostrando un mundo diferente. Hemos visto gente haciendo footing por las calles y marchándose de excursión el fin de semana. Hemos visto gente mayor cuidando su huerto urbano en la azotea; y, sobre todo, hemos visto niños correteando alegres por el campo”.
Y es que, como afirma la voz en off, “la única estadística real es que el 100% de las estadísticas las hacemos nosotros”. Y nosotros podemos cambiar el futuro. Somos libres de decidir qué es lo que queremos para nosotros y acometerlo decididamente, por costoso que resulte. Podemos ser mejores o peores. No estamos determinados al fracaso. Porque la semilla de maldad o de pereza que anida en nuestro interior, puede ser combatida –con creces- con esa otra semilla de bondad y de superación que también está en nuestra alma, y que es mucho más fuerte que la otra.
Sí, es una gran campaña. Una manifestación de que la publicidad ya no puede contentarse con exponer las bondades de un producto. Hace falta “engagement”: esa palabreja tan de moda en el marketing actual y que no es otra cosa que implicación. Como consumidores, necesitamos ver que las marcas nos ofrecen algo más: que se preocupan por nosotros, que se implican en nuestra vida. Que, con la publicidad, nos hacen la vida más agradable y hermosa. Porque, en definitiva, nos interesa una “publicidad con valores”. Eso es lo que todos –yo, al menos- deseamos ver en los anuncios.
Desde el comienzo del spot, las estadísticas sobre el futuro dibujan un panorama negro y desolador: “En el año 2030, el 58% de los adultos será obeso y nuestra alimentación será cada vez más deficiente. El 60% de la población vivirá en ciudades, y pasaremos sentados o tumbados la mayor parte del tiempo. A pesar de todo, seguiremos estresados”. Quizás el dato más inquietante es el que se refiere a la infancia: “En el año 2030, el 60% de los niños no habrá visto nunca una vaca…”. Como en las películas de ciencia-ficción, el futuro es tecnológicamente más avanzado, pero también más inhumano.
Sin embargo, mientras oímos todo eso, la imagen nos ha ido mostrando un mundo diferente. Hemos visto gente haciendo footing por las calles y marchándose de excursión el fin de semana. Hemos visto gente mayor cuidando su huerto urbano en la azotea; y, sobre todo, hemos visto niños correteando alegres por el campo”.
Y es que, como afirma la voz en off, “la única estadística real es que el 100% de las estadísticas las hacemos nosotros”. Y nosotros podemos cambiar el futuro. Somos libres de decidir qué es lo que queremos para nosotros y acometerlo decididamente, por costoso que resulte. Podemos ser mejores o peores. No estamos determinados al fracaso. Porque la semilla de maldad o de pereza que anida en nuestro interior, puede ser combatida –con creces- con esa otra semilla de bondad y de superación que también está en nuestra alma, y que es mucho más fuerte que la otra.
Sí, es una gran campaña. Una manifestación de que la publicidad ya no puede contentarse con exponer las bondades de un producto. Hace falta “engagement”: esa palabreja tan de moda en el marketing actual y que no es otra cosa que implicación. Como consumidores, necesitamos ver que las marcas nos ofrecen algo más: que se preocupan por nosotros, que se implican en nuestra vida. Que, con la publicidad, nos hacen la vida más agradable y hermosa. Porque, en definitiva, nos interesa una “publicidad con valores”. Eso es lo que todos –yo, al menos- deseamos ver en los anuncios.
En la vida es muy importante ser positivos, buscar soluciones, esto agranda el corazón y hacemos un mundo mejor.
ResponderEliminarHola, Manolo. Celebro que te haya gustado. Como dices, la actitud de ser positivos y buscar soluciones -en vez de abatirse a la primera de cambio- es una de las claves para salir de la crisis. No nos van a salvar las estructuras. Nos salvaremos nosotros y uno a uno. Esa es la realidad.
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