Es una de esas campañas que tocan el corazón, que alientan los ideales y despiertan los valores dormidos. Y que, por eso mismo, se transmiten de unos a otros y llegan a millones de personas. Este spot fue publicado hace sólo dos semanas y lo han visto más de 10 millones de personas en la web oficial (más casi otras tantas en las muchas páginas que lo han republicado).
La empresa anunciante, la compañía tailandesa Thai Life Insurance, nos tiene acostumbrados a este tipo de campañas. En este blog hemos comentado algunas de sus emotivas historias: la de una madre que adelanta el parto para que su marido –enfermo terminal de cáncer- pueda conocer a su hija; la del padre exigente, que no entiende el carácter de su hijo artista… hasta que es demasiado tarde; la de una hija caprichosa, avergonzada de su padre –mudo y torpe-, que se ha vuelto “ciega” para ver el cariño que ha derrochado en su vida…
«¿Se obtiene algo haciendo cosas buenas por quienes te rodean?» Esta es la pregunta que aletea en las imágenes de este nuevo vídeo, «Unsung Hero» («héroe anónimo»), y que transmite una visión muy positiva de la solidaridad a pequeña escala: sí, es posible convertir el mundo en un lugar mejor si cada uno se propone pequeñas acciones diarias en favor de los demás.
El anuncio comienza cuando un joven tailandés sale de casa y, como todos los días, se preocupa de regar una planta, ayuda a una anciana a mover un gran carro, alimenta a un perro vagabundo, deja anónimamente algo de comida a una vecina apurada; y, sobre todo, da dinero a una niña pobre que pide en la calle para poder estudiar. Todo esto lo hace bajo el asombro de quienes le rodean, que mueven la cabeza de un lado a otro, en señal de desaprobación: no comprenden que alguien pueda ser bueno sin esperar nada a cambio.
«¿Qué saca a cambio de todo esto?», se pregunta el anuncio. Y la respuesta llega poco después, cuando una mañana el joven encuentra a la pequeña pordiosera en medio de la calle… con uniforme escolar, una cartera nueva y varios libros. La cara del “héroe anónimo” es un prodigio de expresividad. Toda la alegría del mundo está ahí representada. Y la voz en off prosigue: «No obtiene nada, no se hace más rico, no sale en televisión. Lo que recibe son afectos, emociones. Experimenta la felicidad de dar. Recibe… lo que no se puede comprar con dinero».
El anuncio se cierra con una frase particularmente íntima. Es una pregunta que se dirige hacia cada uno de nosotros: «Y en tu vida, ¿qué es lo que más deseas?».
Felices Pascuas. Y que este precioso anuncio nos inspire para ser mejores.
La empresa anunciante, la compañía tailandesa Thai Life Insurance, nos tiene acostumbrados a este tipo de campañas. En este blog hemos comentado algunas de sus emotivas historias: la de una madre que adelanta el parto para que su marido –enfermo terminal de cáncer- pueda conocer a su hija; la del padre exigente, que no entiende el carácter de su hijo artista… hasta que es demasiado tarde; la de una hija caprichosa, avergonzada de su padre –mudo y torpe-, que se ha vuelto “ciega” para ver el cariño que ha derrochado en su vida…
«¿Se obtiene algo haciendo cosas buenas por quienes te rodean?» Esta es la pregunta que aletea en las imágenes de este nuevo vídeo, «Unsung Hero» («héroe anónimo»), y que transmite una visión muy positiva de la solidaridad a pequeña escala: sí, es posible convertir el mundo en un lugar mejor si cada uno se propone pequeñas acciones diarias en favor de los demás.
El anuncio comienza cuando un joven tailandés sale de casa y, como todos los días, se preocupa de regar una planta, ayuda a una anciana a mover un gran carro, alimenta a un perro vagabundo, deja anónimamente algo de comida a una vecina apurada; y, sobre todo, da dinero a una niña pobre que pide en la calle para poder estudiar. Todo esto lo hace bajo el asombro de quienes le rodean, que mueven la cabeza de un lado a otro, en señal de desaprobación: no comprenden que alguien pueda ser bueno sin esperar nada a cambio.
«¿Qué saca a cambio de todo esto?», se pregunta el anuncio. Y la respuesta llega poco después, cuando una mañana el joven encuentra a la pequeña pordiosera en medio de la calle… con uniforme escolar, una cartera nueva y varios libros. La cara del “héroe anónimo” es un prodigio de expresividad. Toda la alegría del mundo está ahí representada. Y la voz en off prosigue: «No obtiene nada, no se hace más rico, no sale en televisión. Lo que recibe son afectos, emociones. Experimenta la felicidad de dar. Recibe… lo que no se puede comprar con dinero».
El anuncio se cierra con una frase particularmente íntima. Es una pregunta que se dirige hacia cada uno de nosotros: «Y en tu vida, ¿qué es lo que más deseas?».
Felices Pascuas. Y que este precioso anuncio nos inspire para ser mejores.
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