Mi amigo Pablo Mir, de la agencia Planilunio, me envía esta campaña que acaba de lanzar Dove. Ciertamente, si tuviéramos que hablar de consistencia en la comunicación, Dove es un ejemplo maravilloso. Desde que en 2004 lanzara el eslogan “Por la belleza real”, ya comentado en este blog, la empresa se ha dedicado a generar campañas que incrementen la autoestima de las mujeres. El resultado es obvio: se trata de una de las marcas mejor posicionadas en torno a esa idea.
Pero ser consistente, aun siendo un primer paso, no basta para generar engagement, es decir, empatía con nuestro público objetivo. Y Dove sí lo ha conseguido. ¿Cómo? La respuesta es que sus mensajes no buscan vender, sino conectar. Sus campañas no hablan de los atributos y las ventajas de sus jabones, ni tampoco de algo tan básico como el precio. Su táctica es: crear confianza en su público.
Un ejemplo lo tenemos en su más reciente trabajo (“Legado”) , en el que lanzan una pregunta interesante: ¿Los sentimientos hacia la belleza nacen o se transmiten? La investigación de Dove muestra que el 71% de las niñas se sienten presionadas para tener una apariencia hermosa, y reconocen la sensación agobiante de ser juzgadas por su aspecto físico desde temprana edad. A la vez, la compañía ha comprobado que las niñas se sienten menos presionadas y más libres cuando tienen un modelo positivo a seguir; y también, que las niñas tienen en su vida un promedio de tres mujeres que admiran, y más de la mitad identifican a su madre como el modelo número uno.
Con estos datos en la mano, la marca creó este nuevo vídeo con un claro objetivo: sensibilizar a las madres para que transmitan a sus hijas un legado de belleza positivo. Tanto las madres como las hijas que aquí aparecen, fueron invitadas a escribir un listado: lo que les gusta y no les gusta de su cuerpo. El resultado fue que la lista de las hijas era extremadamente similar a la de sus madres, lo que demostraba la implícita sintonía de éstas con sus madres. La conclusión es que los sentimientos sobre la belleza y la autoestima se pueden transmitir.
En apoyo a estos mensajes, Dove ha llevado a cabo acciones sociales de largo alcance. Su “Proyecto para la Autoestima” ofrece educación para las jóvenes de 7 a 17 años a través de clases en los colegios, actividades para los docentes, y recursos online para padres y educadores. Con esas acciones ha llegado ya a más de 13 millones de jóvenes en todo el mundo. Un auténtico “legado” que muestra el compromiso de una marca con el público al que se dirige.
Pero ser consistente, aun siendo un primer paso, no basta para generar engagement, es decir, empatía con nuestro público objetivo. Y Dove sí lo ha conseguido. ¿Cómo? La respuesta es que sus mensajes no buscan vender, sino conectar. Sus campañas no hablan de los atributos y las ventajas de sus jabones, ni tampoco de algo tan básico como el precio. Su táctica es: crear confianza en su público.
Un ejemplo lo tenemos en su más reciente trabajo (“Legado”) , en el que lanzan una pregunta interesante: ¿Los sentimientos hacia la belleza nacen o se transmiten? La investigación de Dove muestra que el 71% de las niñas se sienten presionadas para tener una apariencia hermosa, y reconocen la sensación agobiante de ser juzgadas por su aspecto físico desde temprana edad. A la vez, la compañía ha comprobado que las niñas se sienten menos presionadas y más libres cuando tienen un modelo positivo a seguir; y también, que las niñas tienen en su vida un promedio de tres mujeres que admiran, y más de la mitad identifican a su madre como el modelo número uno.
Con estos datos en la mano, la marca creó este nuevo vídeo con un claro objetivo: sensibilizar a las madres para que transmitan a sus hijas un legado de belleza positivo. Tanto las madres como las hijas que aquí aparecen, fueron invitadas a escribir un listado: lo que les gusta y no les gusta de su cuerpo. El resultado fue que la lista de las hijas era extremadamente similar a la de sus madres, lo que demostraba la implícita sintonía de éstas con sus madres. La conclusión es que los sentimientos sobre la belleza y la autoestima se pueden transmitir.
En apoyo a estos mensajes, Dove ha llevado a cabo acciones sociales de largo alcance. Su “Proyecto para la Autoestima” ofrece educación para las jóvenes de 7 a 17 años a través de clases en los colegios, actividades para los docentes, y recursos online para padres y educadores. Con esas acciones ha llegado ya a más de 13 millones de jóvenes en todo el mundo. Un auténtico “legado” que muestra el compromiso de una marca con el público al que se dirige.
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