(JUAN JESÚS DE CÓZAR).- Iván Drago es un niño de 10 años, quizá algo torpe para los deportes, aunque estudioso y dotado de una desbordante imaginación. Es precisamente esta última cualidad la que le anima a participar en un concurso de invención de juegos, promovido por La compañía de los juegos profundos. Pero lo que no imagina Iván es que será el vencedor de un certamen al que se han presentado 10.000 niños, ni que el premio será una misteriosa pegatina, ni que sus padres…
“El inventor de juegos” es una película familiar basada en la novela homónima del argentino Pablo de Santis, periodista, escritor de novelas juveniles y guionista, varias veces premiado por sus trabajos. El guión se beneficia, por tanto, de una trama bien urdida, en la que nuestro héroe, Iván Drago (David Mazouz), deberá superar multitud de pruebas hasta enfrentarse finalmente al malvado Morodian (Joseph Fiennes), sabiendo que cada paso que dé será un auténtico desafío: el juego de su vida.
La cuidada ambientación, los decorados, los colores y los diseños están puestos al servicio de este “thriller de aventuras”, como define al film su director, Pablo Buscarini, ganador de un Goya en 2007. Además de las buenas interpretaciones de Joseph Fiennes, al que hemos visto recientemente en “Resucitado”, y del jovencísimo David Mazouz, hay que destacar también la presencia del veterano Edward Asner en el papel de abuelo de Iván.
El film recuerda en algunos momentos a la saga de Harry Potter o al Hugo de Martin Scorsese. Y aunque las diferencias de presupuestos son evidentes, aquí la familia adquiere un positivo protagonismo del que prescinden las producciones mencionadas. Una opción expresamente buscada por Buscarini, que en una entrevista explicó: “En realidad, hay muy pocas películas para toda la familia, como E.T., o las cintas de Pixar o de Tim Burton. Muchas de ellas lo intentan pero muy pocas realmente lo logran. El objetivo ideal de una película familiar es que los padres y los niños vayan al cine juntos”.
“El inventor de juegos” se estrenó el viernes 1 de abril y es una de esas propuestas donde conviven fantasía y realismo, ideal para un público muy joven y para ser comentada posteriormente en casa con los hijos, porque detrás de su aparente sencillez laten temas como el crecimiento personal, la confianza, la comprensión de uno mismo, la autenticidad o la valentía.
“El inventor de juegos” es una película familiar basada en la novela homónima del argentino Pablo de Santis, periodista, escritor de novelas juveniles y guionista, varias veces premiado por sus trabajos. El guión se beneficia, por tanto, de una trama bien urdida, en la que nuestro héroe, Iván Drago (David Mazouz), deberá superar multitud de pruebas hasta enfrentarse finalmente al malvado Morodian (Joseph Fiennes), sabiendo que cada paso que dé será un auténtico desafío: el juego de su vida.
La cuidada ambientación, los decorados, los colores y los diseños están puestos al servicio de este “thriller de aventuras”, como define al film su director, Pablo Buscarini, ganador de un Goya en 2007. Además de las buenas interpretaciones de Joseph Fiennes, al que hemos visto recientemente en “Resucitado”, y del jovencísimo David Mazouz, hay que destacar también la presencia del veterano Edward Asner en el papel de abuelo de Iván.
El film recuerda en algunos momentos a la saga de Harry Potter o al Hugo de Martin Scorsese. Y aunque las diferencias de presupuestos son evidentes, aquí la familia adquiere un positivo protagonismo del que prescinden las producciones mencionadas. Una opción expresamente buscada por Buscarini, que en una entrevista explicó: “En realidad, hay muy pocas películas para toda la familia, como E.T., o las cintas de Pixar o de Tim Burton. Muchas de ellas lo intentan pero muy pocas realmente lo logran. El objetivo ideal de una película familiar es que los padres y los niños vayan al cine juntos”.
“El inventor de juegos” se estrenó el viernes 1 de abril y es una de esas propuestas donde conviven fantasía y realismo, ideal para un público muy joven y para ser comentada posteriormente en casa con los hijos, porque detrás de su aparente sencillez laten temas como el crecimiento personal, la confianza, la comprensión de uno mismo, la autenticidad o la valentía.
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