(JUAN JESÚS DE CÓZAR) Expectación. Es la palabra que mejor define el clima cinematográfico que crea cada anuncio de una producción de Pixar. Doble expectación en el caso de “Los Increíbles 2”, tras el éxito de la primera entrega en 2004, que además ganó 2 Oscars. Como era de esperar, la película se ha adueñado de la taquilla mundial: 1.200 millones de dólares recaudados hasta el momento, una cifra que casi duplica lo cosechado por el primer episodio.
Con un presupuesto de 200 millones de dólares, Brad Bird y su equipo nos regalan una segunda parte que no solo mantiene el altísimo nivel de calidad de la primera sino que en algunas escenas lo supera. Desde el punto de vista técnico, la cinta es de una perfección detallista: los gestos de los personajes, las texturas, los colores, las escenas de acción, el grafismo… El espectador puede mirar cualquier punto de la pantalla y siempre encontrará un cuidadoso diseño de todos los elementos que entran en el plano. Así trabaja Pixar: con ese impecable “acabado” que, como en las casas, es lo que da prestigio. La música retro de Michael Giacchino, con aires del cine de espías de la década de 1960, pone la guinda al conjunto.
Bird, director y guionista, parte de una premisa para construir la historia: “El panorama ha cambiado sustancialmente desde nuestra anterior película. Pero la idea de que a nuestros Súpers les preocupe conseguir trabajo y pagar el alquiler sigue siendo muy atractiva. La gente continúa identificándose con los desafíos que te plantea la vida, incluso si tienes superpoderes”, afirma. En el argumento aparecen por tanto importantes cuestiones familiares y domésticas como la educación de los hijos, el papel del padre en el hogar, el trabajo de la madre fuera de casa…, junto a misiones imposibles para salvar a la humanidad. Ese continuo intercalado entre lo cotidiano y lo fantástico permite al espectador joven y al maduro entretenerse y, a la vez, pisar tierra.
En esta ocasión los creadores han querido dar un peso especial al personaje de la madre, Elastigirl, acorde con el justo reconocimiento de la relevancia de la mujer en la sociedad y de su capacidad para el multitasking. Y aunque en la trama se han incluido las lógicas actualizaciones a los tiempos tecnológicos que corren, los valores familiares se mantienen: Helen (o sea, Elastigirl), se las tiene que apañar tanto para vencer a los villanos… como para encontrar los zapatos de su hija adolescente. De modo que además de unos Superhéroes lo que tenemos sobre todo es una Superfamilia. No se la pierdan.
Con un presupuesto de 200 millones de dólares, Brad Bird y su equipo nos regalan una segunda parte que no solo mantiene el altísimo nivel de calidad de la primera sino que en algunas escenas lo supera. Desde el punto de vista técnico, la cinta es de una perfección detallista: los gestos de los personajes, las texturas, los colores, las escenas de acción, el grafismo… El espectador puede mirar cualquier punto de la pantalla y siempre encontrará un cuidadoso diseño de todos los elementos que entran en el plano. Así trabaja Pixar: con ese impecable “acabado” que, como en las casas, es lo que da prestigio. La música retro de Michael Giacchino, con aires del cine de espías de la década de 1960, pone la guinda al conjunto.
Bird, director y guionista, parte de una premisa para construir la historia: “El panorama ha cambiado sustancialmente desde nuestra anterior película. Pero la idea de que a nuestros Súpers les preocupe conseguir trabajo y pagar el alquiler sigue siendo muy atractiva. La gente continúa identificándose con los desafíos que te plantea la vida, incluso si tienes superpoderes”, afirma. En el argumento aparecen por tanto importantes cuestiones familiares y domésticas como la educación de los hijos, el papel del padre en el hogar, el trabajo de la madre fuera de casa…, junto a misiones imposibles para salvar a la humanidad. Ese continuo intercalado entre lo cotidiano y lo fantástico permite al espectador joven y al maduro entretenerse y, a la vez, pisar tierra.
En esta ocasión los creadores han querido dar un peso especial al personaje de la madre, Elastigirl, acorde con el justo reconocimiento de la relevancia de la mujer en la sociedad y de su capacidad para el multitasking. Y aunque en la trama se han incluido las lógicas actualizaciones a los tiempos tecnológicos que corren, los valores familiares se mantienen: Helen (o sea, Elastigirl), se las tiene que apañar tanto para vencer a los villanos… como para encontrar los zapatos de su hija adolescente. De modo que además de unos Superhéroes lo que tenemos sobre todo es una Superfamilia. No se la pierdan.
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