lunes, 25 de septiembre de 2017

"Churchill": afrontando el día D

(JUAN JESÚS DE CÓZAR) Winston Leonard Spencer Churchill (1874-1965) ha sido sin duda uno de los hombres más influyentes del Reino Unido. Primer ministro en dos períodos de 1940 a 1945 y de 1951 a 1955 , fue un líder carismático con una personalidad compleja, arrolladora y polifacética: estadista, militar, orador de lengua afilada, historiador, escritor… y artista. En 1953 recibió el Premio Nobel de Literatura y en 1963 el presidente Kennedy lo nombró Ciudadano Honorario de los Estados Unidos de América.

Con ese curriculum parecía lógico que el cine y la televisión se ocuparan de acercarnos a una figura que, además, tuvo tanta trascendencia para la suerte de Europa durante la segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se puede decir que el interés cinematográfico o televisivo por Churchill es relativamente reciente, algo que quizá podría explicarse al contrastar la época que le tocó vivir con los confusos momentos actuales de la Europa de las Naciones. La exitosa serie inglesa “The Crown” es un claro ejemplo. Y otro la película británica a la que dedicamos estas líneas, titulada simplemente “Churchill” (para 2018 está anunciada una nueva producción sobre el mandatario).

En realidad “Churchill” no es un biopic al uso, porque se centra únicamente en los días previos al desembarco de las tropas aliadas en las playas de Normandía: el famoso día D, 6 de junio de 1944. Churchill no está convencido del plan que han diseñado los generales aliados (Eisenhower y Montgomery), porque prevé una auténtica carnicería humana. Se opone frontalmente y su obstinación es el clima que respira el film, y del que toma pie el guionista (Alex von Tunzelmann) para mostrarnos a un Churchill en plena crisis conyugal, atormentado por sus demonios internos, con euforias y periodos depresivos, esporádicamente rezador y frecuentemente bebedor.

Película parcial, por tanto, pero llena de interés y con una resolución esperanzadora, que actúa también como lección de historia aunque esta resulte algo reiterativa. Algunos temas de fondo hubieran necesitado un mayor desarrollo; y ciertas escenas, un presupuesto más amplio para ofrecernos menos discurso y más secuencias de acción o de masas. No obstante, el director, Jonathan Teplitzky, se ha esforzado por filmar con cierto dinamismo, utilizando frecuentes cambios de plano que dan relevancia a gestos y objetos. Brian Cox y Miranda Richardson están sobresalientes dando vida al matrimonio, y sus encuentros y desencuentros constituyen quizá los momentos más valiosos de una cinta que también subraya la necesidad de actuar en conciencia y de asumir la propia responsabilidad.

1 comentario:

  1. He visto la película y me ha parecido magnífica. No eché en falta en ella secuencias de acción o de masas. Me parece correcta en este punto.
    Hace un par de días leí un artículo de Luis Racionero en La Vanguardia sobre ella, y se fijaba especialmente en la figura del ayudante personal de Churchill, que resulta que era un gran filósofo que propueso una filosofía organicista del estilo de Whitehead, y que acabó siendo primer ministro de Sudáfrica. Personaje interesante aunque en la película es muy sencundario.Pero a Racionero le gustó saber que fue el que le escribió los discursos a Churchill, algunos de ellos memorables.

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