jueves, 20 de septiembre de 2018

"Todos los saben": Elegancia iraní en un drama familiar castellano

(JUAN JESÚS DE CÓZAR) El iraní Asghar Farhadi es uno de los grandes directores contemporáneos. Ganador en dos ocasiones del Oscar al mejor filme en habla no inglesa por “Nader y Simin: una separación” (2011) y “El viajante” (2016), acaba de estrenar una de las mejores películas españolas de este año. Sí, española. Una empresa arriesgada para un realizador y guionista tan alejado teóricamente de la cultura y de la idiosincrasia de nuestro país.

Se titula “Todos lo saben” y fue preseleccionada para representar a España en los Oscar, honor que corresponderá finalmente a “Campeones”. Con un reparto de lujo donde brillan Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Bárbara Lennie y Eduard Fernández, Farhadi ha escrito una historia situada en un pueblo vinícola de Castilla, con elementos de drama familiar y de thriller. Riesgo, decíamos, y mérito a parte iguales, porque si bien la cinta no alcanza las cotas de los mencionados títulos iraníes, el relato interesa y atrapa, y se atreve a “rozar” temas tan delicados como el alcoholismo, el aborto, la maternidad, la fe en Dios o la infidelidad matrimonial.

El argumento se despliega a partir del viaje de Laura (Penélope Cruz) a su pueblo natal desde Argentina, para asistir a la boda de su hermana Ana (Inma Cuesta). Su marido, Alejandro (Ricardo Darín), no ha podido acompañarla, pero sí sus dos hijos. La alegría del reencuentro con la familia y con Paco (Javier Bardem), del que Laura estuvo enamorada, se ve empañada por la desaparición de Irene, la hija mayor de Laura, durante la fiesta posterior a la boda. Un hecho que desata reacciones, revelaciones y consecuencias inesperadas.

No es casualidad que Farhadi se incline por las historias familiares. “Es un terreno afirma  que me permite explorar las relaciones de los miembros de la familia y toda la profundidad del ser humano. Es como un mar sin fondo y siempre se pueden encontrar aspectos interesantes que indagar. En realidad es una reflexión más amplia de la sociedad a través de la microsociedad que es la familia”.


La música de Alberto Iglesias y la fotografía del veterano José Luis Alcaine contribuyen al empaque de un filme rodado con la habitual elegancia de Farhadi, que nunca cede a la banalidad. En su cine los adolescentes pueden resultar alegremente alocados, pero no estúpidos ni frívolos; los adultos débiles o incluso miserables, pero también capaces de sacrificarse y de reaccionar con generosidad. Y en esta sutileza de Farhadi para no humillar a sus personajes, para no despojarlos de la dignidad que poseen como personas, me parece que radica buena parte del atractivo de sus trabajos. Una cualidad que deberían cultivar más directores y guionistas, pero esto… no todos lo saben.

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