(JUAN JESÚS DE CÓZAR) El norteamericano Phineas Taylor Barnum (1810-1891) está considerado un pionero del entretenimiento de masas. En una época en la que el teatro, los conciertos y otros eventos artísticos quedaban reservados a las clases altas, Barnum comenzó a ofrecer al “pueblo” curiosas y llamativas funciones, que evolucionaron desde los freak-shows (atracciones que mostraban a personas con deformidades singulares) hasta el conjunto de actuaciones que irían conformando el mundo del circo: “El mayor espectáculo del mundo”, tal como lo bautizó Cecil B. De Mille.
“El gran showman”, película musical estrenada el pasado 29 de diciembre, se inspira en la vida de Barnum, pero no pretende ser un riguroso biopic de este incansable hombre de negocios. En primer lugar, porque el guión que firman Bill Condon y Jenny Bicks pasa de puntillas por las diversas fases de su vida, para centrarse en su faceta creativa y en la relación con su familia; y sobre todo porque las intenciones de la cinta están claras desde el principio: brindar al espectador un brillante espectáculo visual y musical, con una moderna puesta en escena ideada para transmitirle el optimismo y el espíritu emprendedor y soñador del protagonista.
Para lograr este objetivo, el debutante Michael Gracey ha contado con un formidable reparto de actores, actrices y cantantes, encabezado por un pletórico Hugh Jackman, nominado al Globo de Oro. Junto a él, Michelle Williams, Zac Efron, Rebecca Ferguson, Zendaya y Keala Settle, en los papeles principales. Salvo Rebecca Ferguson, todos aportan su propia voz a las canciones y se revelan además como notables bailarines.
El aspecto técnico el filme es impecable: la fotografía, el diseño de producción, el vestuario, las coreografías, la labor de edición…, vuelan muy alto gracias al trabajo de destacados profesionales, varios de ellos nominados al Oscar o galardonados con la estatuilla. Y musicalmente “El gran showman” es un auténtico regalo, por la banda sonora de John Debney (“La Pasión de Cristo”) y por los 11 excelentes temas escritos por Benj Pasek y Justin Paul, los letristas de “La ciudad de las estrellas (La La Land)”. La nominación al Globo de Oro de “This is me”, una canción contagiosa, llena de vitalidad y reivindicativa de la dignidad de cualquier ser humano es todo un acierto. Reconocimiento que quizá hubiera merecido también la preciosa balada “Never Enough”.
A pesar de las limitaciones de la película por su esquemático guión y la escasa definición de los personajes, “El gran showman” deja algunos interesantes mensajes de fondo como el respeto a la diferencia, el deber de cuidar de las personas con quienes se trabaja y el sacrificio de los proyectos personales por el bien de la familia. Un entretenimiento de calidad basado en una historia del siglo XIX contada y cantada al ritmo del XXI.
“El gran showman”, película musical estrenada el pasado 29 de diciembre, se inspira en la vida de Barnum, pero no pretende ser un riguroso biopic de este incansable hombre de negocios. En primer lugar, porque el guión que firman Bill Condon y Jenny Bicks pasa de puntillas por las diversas fases de su vida, para centrarse en su faceta creativa y en la relación con su familia; y sobre todo porque las intenciones de la cinta están claras desde el principio: brindar al espectador un brillante espectáculo visual y musical, con una moderna puesta en escena ideada para transmitirle el optimismo y el espíritu emprendedor y soñador del protagonista.
Para lograr este objetivo, el debutante Michael Gracey ha contado con un formidable reparto de actores, actrices y cantantes, encabezado por un pletórico Hugh Jackman, nominado al Globo de Oro. Junto a él, Michelle Williams, Zac Efron, Rebecca Ferguson, Zendaya y Keala Settle, en los papeles principales. Salvo Rebecca Ferguson, todos aportan su propia voz a las canciones y se revelan además como notables bailarines.
El aspecto técnico el filme es impecable: la fotografía, el diseño de producción, el vestuario, las coreografías, la labor de edición…, vuelan muy alto gracias al trabajo de destacados profesionales, varios de ellos nominados al Oscar o galardonados con la estatuilla. Y musicalmente “El gran showman” es un auténtico regalo, por la banda sonora de John Debney (“La Pasión de Cristo”) y por los 11 excelentes temas escritos por Benj Pasek y Justin Paul, los letristas de “La ciudad de las estrellas (La La Land)”. La nominación al Globo de Oro de “This is me”, una canción contagiosa, llena de vitalidad y reivindicativa de la dignidad de cualquier ser humano es todo un acierto. Reconocimiento que quizá hubiera merecido también la preciosa balada “Never Enough”.
A pesar de las limitaciones de la película por su esquemático guión y la escasa definición de los personajes, “El gran showman” deja algunos interesantes mensajes de fondo como el respeto a la diferencia, el deber de cuidar de las personas con quienes se trabaja y el sacrificio de los proyectos personales por el bien de la familia. Un entretenimiento de calidad basado en una historia del siglo XIX contada y cantada al ritmo del XXI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario