En cierta ocasión preguntaron al Director de márketing de L´Oreal por la finalidad que perseguía en su estrategia publicitaria: ¿buscaba conectar con un perfil de “mujer ensoñadora”?, ¿quería subrayar la capacidad del perfume para asociar impresiones sensoriales?, ¿veía el producto distinto al resto en algún punto significativo? Por toda respuesta, el Director de marketing respondió: “Yo no vendo un perfume, vendo seducción”.
Es decir: en su publicidad, vendía un valor socialmente en alza mucho más que un producto, por exquisito que pueda ser. Y esto mismo es lo que hacen tantas marcas: Volvo no vende coches, “vende” seguridad; Ariel no vende un detergente, “vende” blancura; y Nokia no vende terminales telefónicos, “vende” comunicación (una comunicación humana que la gente echa de menos en un mundo hiper-tecnologizado: de ahí su eslogan “conecting people”).
Es decir: en su publicidad, vendía un valor socialmente en alza mucho más que un producto, por exquisito que pueda ser. Y esto mismo es lo que hacen tantas marcas: Volvo no vende coches, “vende” seguridad; Ariel no vende un detergente, “vende” blancura; y Nokia no vende terminales telefónicos, “vende” comunicación (una comunicación humana que la gente echa de menos en un mundo hiper-tecnologizado: de ahí su eslogan “conecting people”).
Algo parecido es lo que hace el anuncio que vemos a la izquierda: el servicio de Correos Australiano no habla de su eficacia ni de su celeridad en la enterga, simplemente nos dice: “If you really want to touch someone, send them a letter” (“Si realmente quieres tocar (el corazón) de alguien, escríbele una carta”... en vez de enviarle un mail).
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