Juan Adárvez, profesor de Secundaria y seguidor del blog, me envía este anuncio para la sección “Spot de la semana”. Es un anuncio para pensar: no hay una especial carga emotiva, ni tampoco grandes alardes de producción, pero el argumento nos engancha. En breves e intensas escenas, nos sentimos interpelados: vemos situaciones muy cotidianas -en las que a veces no reparamos- y el conjunto apela a nuestra conciencia.
Unos novios pasean a la orilla del mar; él, absorto en el móvil, acaba perdiendo a su novia, aunque las huellas en la arena nos dicen que sigue junto a él. Un amante de la música, pegado a su smartphone, se olvida de su grupo de amigos que está tocando junto a él. Y una secretaria, que se abstrae de la importante reunión a la que asiste. Y una hija que, en la parte de atrás del coche, se olvida de sus padres. Y un padre que, en la sobremesa de la comida, se olvida de la hija que está a su lado…
Situaciones cotidianas. Situaciones normales que no llaman nuestra atención, pero que pueden llegar a ser dramáticas. Afortunadamente, todos esos desajustes se solventan cuando el interesado desconecta el móvil para escuchar a los que tiene alrededor. De ahí el lema de la campaña: “Desconectar para conectar”.
Quizás el tema tenga especial eco entre los jóvenes. De hecho, me dice Juan Adárvez que este anuncio ha suscitado intensos debates en su colegio, donde ha sido proyectado y comentado, porque muchos chicos se sentían retratados en esas escenas. Pero no es sólo un anuncio para jovenes.
La dependencia del móvil está ya tipificada en las manuales de Psiquiatría, y los síntomas son muy claros: no poder vivir sin él, no poder atender a un cliente si llaman por teléfono, estar más pendiente del móvil que del entorno, sentir una grave contrariedad –incluso angustia- si el móvil se estropea o se ha quedado olvidado en casa... Por lo que dicen los expertos, afecta ya a un 2 por mil de la población: o sea, 1.200 en Málaga (que no son pocos), 14.000 en Madrid, 22.000 en Buenos Aires o más de 35.000 en México D.F., Sao Paulo o Nueva York.
Unos novios pasean a la orilla del mar; él, absorto en el móvil, acaba perdiendo a su novia, aunque las huellas en la arena nos dicen que sigue junto a él. Un amante de la música, pegado a su smartphone, se olvida de su grupo de amigos que está tocando junto a él. Y una secretaria, que se abstrae de la importante reunión a la que asiste. Y una hija que, en la parte de atrás del coche, se olvida de sus padres. Y un padre que, en la sobremesa de la comida, se olvida de la hija que está a su lado…
Situaciones cotidianas. Situaciones normales que no llaman nuestra atención, pero que pueden llegar a ser dramáticas. Afortunadamente, todos esos desajustes se solventan cuando el interesado desconecta el móvil para escuchar a los que tiene alrededor. De ahí el lema de la campaña: “Desconectar para conectar”.
Quizás el tema tenga especial eco entre los jóvenes. De hecho, me dice Juan Adárvez que este anuncio ha suscitado intensos debates en su colegio, donde ha sido proyectado y comentado, porque muchos chicos se sentían retratados en esas escenas. Pero no es sólo un anuncio para jovenes.
La dependencia del móvil está ya tipificada en las manuales de Psiquiatría, y los síntomas son muy claros: no poder vivir sin él, no poder atender a un cliente si llaman por teléfono, estar más pendiente del móvil que del entorno, sentir una grave contrariedad –incluso angustia- si el móvil se estropea o se ha quedado olvidado en casa... Por lo que dicen los expertos, afecta ya a un 2 por mil de la población: o sea, 1.200 en Málaga (que no son pocos), 14.000 en Madrid, 22.000 en Buenos Aires o más de 35.000 en México D.F., Sao Paulo o Nueva York.
Pensemos por un instante: ¿no hay alguien en nuestro entorno que padezca alguno de esos síntomas? ¿No vemos en nosotros alguno de esos indicios? Aún estamos a tiempo de cambiar: de desconectar el móvil cuando haga falta, y escuchar a quienes nos rodean.
Real como la vida misma, y preciosa la forma de transmitirlo.
ResponderEliminarUn saludo, Josefina.
Cuidado Josefina que te escuchan.
ResponderEliminarEsa podría ser la cabecera de un spot publicitario que agudiza más si cabe la psicosis paranoica tan extendida actualmente.
Dependemos del móvil; dependemos de tantas y tantas muletillas; del halago; de la pleitesía; de la coba fina o del desdén.
Lo importante es deshacernos de todas esas dependencias y encontrarnos con nosotros mismos y, en esa tesitura, ahondar en la trascendencia de nuestra vida y olvidar las chorradas y las apariencias que nos atenazan tantas y tantas veces.
Muy bien el vídeo. Con su despaciosa desenvoltura oriental. Pero expresa el 'ausentarse' o el que 'se nos ausenten los demás, porque los hemos suprimido al atender a otr@s.
ResponderEliminarUna persona enganchada al móvil está físicamente en un sitio, pero mentalmente no está allí, está en otro lugar. Por la calle, en el ave, en el supermercado, en la sala de espera del dentista, en casa... Es como una bilocación esquizofrénica. La enfermedad inmadura de 'necesitar' estar siempre en otra parte. Cuerpos presentes y almas ausentes.
Saludos. Pilar Urbano
Estimada Pilar:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, es una estupenda glosa del anuncio: sabio, sugerente... inmejorable, diría yo. "Cuerpos presentes y almas ausentes". Ni Góngora lo hubiera expresado mejor. ¿Por qué no te animas y comentas cada semana los spots de esta sección?
Te esperamos cada lunes. Los seguidores de este blog tenemos una cita contigo. Estaremos de cuerpos ausentes, pero con el alma atenta a lo que quieras contarnos.
Gracias por adelantado. Saludos. Alfonso.
Es como la vida misma, se puede extrapolar a un monton de cosas, como la television, internet, videojuegos...... hay que apagar estas cosas para conectar con la gente que nos rodea.
ResponderEliminarSomos islas cada vez mas separadas.
jaime Bailly