"Mejorar" es una aspiración universal del hombre. Todos sentimos dentro de nosotros un impulso íntimo a crecer, a enriquecernos como personas. Sabemos que la vida es mejora, desarrollo, búsqueda de plenitud... Por eso nos decepciona el amigo o el conocido que se queda en la mediocridad. Porque renunciar a ser mejor persona es renunciar a la propia vocación el mundo.
Está claro que no puedo mejorar en todo. A veces, decido abandonar un proyecto que había comenzado y no es por falta de interés o de constancia. Puede ser por falta de tiempo, porque debo cuidar mi salud, porque decido atender a mis padres, o -no pocas veces- porque asumir ese compromiso dejaría a mi familia muy atrás, y ella está mucho antes que todo eso. En esos casos -y en diverso grado-, esa renuncia personal está llena de plenitud, porque se hecho para mejorar en cosas más importantes para la propia vida, y esas pequeñas renuncias iluminan el sentido de las cosas que apreciamos.
La pregunta es, entonces: ¿en qué debo mejorar? O : ¿qué es mejorar para mí?
En el anuncio que hoy os propongo se nos ofrecen muchas respuestas a esa doble pregunta. Para unos, la clave está en los detalles: "Mejorar es un color, un gesto, una décima". No pocas veces, eso es así -respectivamente- en la vida de un pintor, de un novio, de un atleta. "Mejorar es un número o una letra". Así de sencillo.
Al final, en la última parte, el discurso publicitario cobra tonos más emotivos y brillantes, porque ahondan en la belleza del corazón humano. "Para algunos, mejorar es estar más cerca (el marido, de su mujer; los padres, de sus hijos). "Para ella, mejorar son ellos" (sus hijos; y, como profesora, sus alumnos). "Para él, es querer cambiarlo todo" (Y así hay que quererlo y aceptarlo)... "Mejorar es saber a dónde vamos sin olvidar de dónde venimos"...
Hay mucha sabiduría escondida en el fondo de esa gran pregunta. Pero no hay respuestas hechas. Cada uno, personalmente, debe enfrentarse a ese interrogante y tratar de responder con toda su vida.
Para ti, ¿qué es mejorar?
Vivimos en una sociedad eminentemente consumista y, por ende, ansiosa de mejoras, no en este caso de crecimiento como persona sino de todo aquello seductivo y tentador, aunque lo disfracemos de bienes espirituales.
ResponderEliminarTodos sabemos cuales son las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
Pero, quizá, esta sociedad nuestra (y posiblemente nunca) es poco o nada favorecedora del cultivo y práctica de ninguna de esas Virtudes.
De tal manera,la virtud de la Prudencia nos indica cómo, de qué manera, cuando y dónde debemos actuar."Sed astutos como serpientes e inocentes como palomas".
Pero como antítesis a ello, solemos precipitarnos, proyectar, hablar y gastar más de lo debido; y uno de esos defectos se traduce en el afán de aparentar, con el cultivo desmesurado de la propia imagen y la búsqueda inadecuada y ególatra del propio y personal prestigio.
Encendemos una vela a Dios y otra al diablo, cuando rezamos y decimos que creemos en El y, luego, nos declaramos y actuamos con tal independencia que todo se centra en nuestro "ego", desvinculándonos de su Misericordia y de su Paternidad.Como si El no existiese y los demás tampoco.
La Justicia es otra de las las virtudes que se halla más en crisis, toda vez esta sociedad está creando leguleyos pero no juristas, con la mirada puesta en las últimas y pristinas razones o fundamentos de las leyes; esto es en el iusnaturalismo o fuerza de la "naturalis ratio" que fue puesta por Dios para que la usase el hombre en aras del bien común.
Infinidad de leyes al uso, hoy, crean ese sentido de "legalidad" completamente alejada del genuíno sentido de la Justicia. Pues muchas cosas legales (cada vez más), son de obligado cumplimiento, aunque son de suyo injustas por naturaleza.
Fortaleza: frente a los contratiempos, desventuras, contrariedades, propias y personales pasiones en cualquier sentido, etc.
Esta sociedad hedonista que configuramos, rechaza por principio cualquier presencia de dolor, pobreza o disminución. Solo anhela el éxito,la notoriedad y la riqueza crematítica como claves de una felidad ficticia y efímera, y, con ello el enriquecimiento a toda costa, muchas veces bajo el sofisma de que el "fín justifica los medios", etc.
Y, por último:la Templanza que va íntimamente vinculada a la austeridad, en todos los aspectos y, sobre todo, a la sobriedad.
Si tuviésemos en cuentas esos detalles, comenzariamos a crecer y a perfeccionarnos humana y espitualmente y, en tal tesitura, sí lograríamos ser mucho más felices ("no es más felíz quien más tiene sino quien menos necesita").
José Carlos, el panorama que describes es el mejor preograma de mejora personal. Las 4 virtudes cardinales señalan los 4 grandes caminos para una mejora como persona.
ResponderEliminarOjalá que todos sepamos trabajar esas 4 sendas. Ojalá que la educación tenga esos 4 referentes para la educación integral de las nuevas generaciones.
Gracias por tu aportación. Un fuerte abrazo.